El serbio sigue demostrando que todavía está vigente en el mundo del tenis.
El serbio Novak Djokovic sigue en carrera en el Abierto de Australia, al derrotar este martes al español Carlos Alcaraz, en un emocionante partido. El serbio ya se instaló en las semifinales de este gran torneo de tenis.
John McEnroe tenía razón: «No es la primera vez que vemos esta rutina, no se dejen engañar».
Y así fue. Novak Djokovic demostró por enésima vez que darlo por muerto es de lo más peligroso que puede haber en el tenis: el serbio se impuso este martes 4-6, 6-4, 6-3 y 6-4 al español Carlos Alcaraz y avanzó a las semifinales del Abierto de Australia, donde aspira a su undécimo título, que sería el vigésimo quinto de Grand Slam.
La primera parte del partido mostró a un Alcaraz más explosivo y con golpes e inteligencia táctica para imponer su juego al de Djokovic. El español de 21 años tuvo incluso la presencia de ánimo para no perder concentración tras los cinco minutos en los que el serbio de 37 se fue a los vestuarios a ser atendido de un problema en el aductor.
Alcaraz no se inmutó: cuando el ex número uno del mundo regresó al Rod Laver Arena, lo recibió con tres primeros saques y un ace a la T a 190 kilómetros por hora para ganar en cero su servicio y por 6-4 el set de apertura.
No era sencillo: Djokovic se fue al vestuario precisamente después de que Alcaraz le quebrara el servicio, y dejó al español solo en el estadio, con el viento fresco y arremolinado que venía del mar, decenas de gaviotas haciéndose notar y el tema YMC de Village People, los nuevos amigos de Donald Trump, sonando. Fuera del estadio, un par de centenares de fans serbios deseosos de que su ídolo ganara.
Esperanza con sentido, porque ante Djokovic no alcanza con salir en ventaja. Su increíble capacidad de resistencia y lucha, y su notable habilidad para meterse en la mente del adversario, lo convierten en un rival de altísimo peligro. Simplemente no se puede confiar en lo que se ve: Djokovic es mucho más que lo que muestra.
Fue así que Alcaraz fue perdiendo regularidad y concentración. Hay pocas cosas más difíciles en el tenis que mantener eso, la regularidad y la concentración, cuando el rival da a entender que está lesionado. Y dar a entender que tiene algún tipo de problema físico es algo que Djokovic ha hecho mucho a lo largo de su carrera.
Lo hizo en Australia: su título de 2021 llegó con un desgarro en el músculo oblicuo, y el de 2023, con un desgarro en el isquiotibial.