La justicia federal condenó a Julio Armando Araníbal y a Andrés Florentín Salto, integrantes del cuerpo de bomberos de Aguas Blancas, a 7 y 8 años de prisión como coautores del delito de transporte de estupefacientes agravados por el número de intervinientes.
En tanto, Nahuen Galarza, quien pertenecía al cuartel y era hijo del jefe, fue condenado como coautor a la pena de 4 años y 6 meses en razón de la aplicación del instituto de reducción de pena previsto para el imputado colaborador. Finalmente, Federico Gastón Reyes, recibió tres años de prisión en suspenso, como participe secundario del mismo delito, por lo que quedó en libertad con medidas restrictivas, entre ellas la prohibición de salir del país. Además, absolvieron al jefe del destacamento, Fredi Galarza y ordenaron la devolución de la camioneta utilizada para el delito a la entidad a la que pertenece.
El 15 de marzo de 2.024, una patrulla del Puesto 28 de Julio de la Gendarmería Nacional realizaba un control vial sobre la Ruta 50, entre Aguas Blancas y Orán. Así, a la altura del kilómetro 46, detuvieron la camioneta Volkswagen Amarok del Cuartel de Bomberos Voluntarios de Aguas Blancas, que era manejada por Nahuen Galarza en compañía de Reyes.
Tras entrevistar al conductor, los Gendarmes revisaron el vehículo y advirtieron doce cajas medianas, envueltas con cinta de embalar marrón, con apariencia de encomiendas, en la parte trasera del vehículo. Así, convocaron a testigos y abrieron las cajas, en cuyo interior hallaron 300 paquetes tipo “ladrillos” apilados. La prueba de campo determinó que se trataba de 314 kilos de cocaína, con un 88% de pureza y con capacidad para producir 2.675.118,96 dosis.
Además, en la requisa también se incautaron los teléfonos celulares de Galarza y Reyes, una pistola 9 milímetros y un cargador con 14 balas, sin documentación que avalara su tenencia o portación.
Posteriormente, a partir del aporte de uno de los detenidos -en calidad de arrepentido- la fiscalía pudo establecer que las maniobras para el transporte de la droga habían iniciado el 5 de marzo, cuando la cocaína ingresó al país desde Bolivia. La carga estuvo oculta en la vivienda de Araníbal, ubicada en el asentamiento “El Paltar” de Aguas Blancas y a 500 metros del límite fronterizo.
Con los estupefacientes en su poder, los acusados simularon asistir a un automovilista que, casualmente, tuvo un desperfecto cerca de la vivienda de Araníbal. De acuerdo a la fiscalía, se trató de una pantalla desplegada por Salto para trasladar el estupefaciente hasta el cuartel de bomberos, de donde luego salió con destino a Orán, bajo la tutela de Galarza y Reyes.
También, en el marco de la investigación, se pudo identificar al líder de la banda, quien se encuentra prófugo y sobre quien pesa un pedido de captura nacional e internacional.