En el paraje de Potrero de Chañi, a más de 3.800 metros sobre el nivel del mar, la vida florece. Andrés Ríos y su esposa, Stella Gutiérrez, no solo habitan este rincón del mundo, sino que viven de la tierra y de los frutos que ella generosamente les ofrece. Este martes, Andrés, Stella y algunos familiares, que llegaron desde Campo Quijano para ayudar, comenzaron con el labrado de la tierra para sembrar la última tanda de papas de la temporada.
En casi media hectárea, se plantaron papas de diversas variedades: coloradas, cuarentonas, toncas, blancas y señoritas. La cosecha, que se espera para mediados de mayo, es el resultado de más de 33 años de dedicación y amor por la tierra. Este año, además de las papas, la familia Ríos-Gutiérrez está sembrando habas, arvejas y maíz capia, diversificando así su producción.
La pequeña granja que mantienen también es hogar de abejas, ovejas y perros pastores de la raza collies. Los caballos, utilizados únicamente para la siembra, y un tractor Fiat 400, son las herramientas que permiten arar las tierras y asegurar una cosecha fructífera. La producción no solo se destina a la venta, contribuyendo a la economía familiar, sino también al autoconsumo, garantizando la autosuficiencia de la familia.
Andrés y Stella son un testimonio de resiliencia y conexión con la naturaleza. En un mundo que a menudo se olvida de sus raíces, ellos nos muestran a 3.800 metros de altura la importancia de vivir en armonía con la tierra y valorar cada fruto que ella nos brinda.
Valle de Lerma Hoy