Una mañana de julio, un joven junto a un grupo de amigos caminaba por la banquina de la ruta nacional 68 luego de haber asistido a una fiesta por el Día del Amigo.
Mientras consumían una gaseosa, fueron interceptados por dos efectivos policiales que se desplazaban en una camioneta.
Los uniformados, sin mediar motivo, agredieron al joven con una tonfa luego de exigirle que tirara la botella de gaseosa. Posteriormente le dispararon con una escopeta provocándole heridas por los perdigones.
El hecho fue denunciado y tras la investigación se llevó a cabo el juicio oral. El juez Francisco Mascarello, vocal de la Sala VII del Tribunal de Juicio condenó a los dos policías, de 32 y 43 años de edad, como coautores del delito de vejaciones agravadas por el exceso en el ejercicio de sus funciones como miembros de la fuerza policial.
Les impuso a ambos la pena de dos años y seis meses de prisión de ejecución condicional e inhabilitación especial por cinco años.
La sentencia se basó en las pruebas testimoniales, documentales, informativas y periciales presentadas durante el debate, las que permitieron tener por acreditada la materialidad del hecho y la responsabilidad de los acusados.