Ya terminado el partido, los insultos no se hicieron esperar y uno de los apuntados fue el arquero, que ya venía en el ojo de la tormenta por su floja actuación contra Racing.
El Superclásico estuvo más cargado de polémicas que fútbol y el gol de Manuel Lanzini pasó a segundo plano por lo sucedido sobre el final del encuentro, donde Sergio Romero se peleó con los hinchas de Boca.
La gota que colmó el vaso en La Bombonera fue el gol anulado a Milton Giménez, lo que desató la furia de la parcialidad local, que cantó varias veces en contra de sus jugadores por la nula reacción ante la derrota.
Ya terminado el partido, los insultos no se hicieron esperar y uno de los apuntados fue “Chiquito”, que ya venía en el ojo de la tormenta por su floja actuación contra Racing. Ante los agravios, el arquero no dudó en reaccionar y su compañero de puesto, Leandro Brey, debió separarlo de los plateistas.
