El Presidente todavía tiene viento a favor en las encuestas, producto de las bajas de la inflación y el dólar y de la reducción del déficit, pero, sobre todo, por la ayuda que le dan la expresidenta, Alberto Fernández y la incapacidad que tiene la oposición por encontrar un nuevo líder.
Los modos de hacer política que tienen Javier Milei y Cristina Kirchner siempre suelen coincidir en algún punto. Son distintos, pero muchas veces se parecen. La forma de ejercer la presidencia así lo evidencia.
Pero para muestra, basta un botón y esto lo vivimos el viernes con el enfrentamiento que comenzó en las redes.
Los dos apuestan a mantener la polarización en la Argentina e intentar demostrar que, por veredas diferentes, son los dirigentes que marcan rumbo y agenda. Por eso se volvieron a colocar en el centro del ring.
CFK se adelantó unos días para analizar los primeros nueve meses del gobierno de Milei sin hacer la menor crítica, como suele suceder, de su responsabilidad en la situación que vive el país. No solo por haber llevado a la presidencia a Alberto Fernández, o por haber complicado todo lo que pudo su gestión, sino por las cosas que hizo mal durante sus dos turnos al frente de la Casa Rosada. Su liderazgo es hoy cuestionado en el peronismo y también en el sindicalismo identificado con la CGT.
Desde el Olimpo de la política, donde ella parece ubicarse, sostuvo que el peronismo “se torció y se desordenó” y que los sindicatos “ya no son la expresión mayoritaria de los trabajadores”.
Rápido de reflejos, el camionero Pablo Moyano, que en su momento fue un fiel defensor de Cristina, se convirtió en el primero en cruzarla al decir “las cartas de la expresidenta no suman nada”, y el estatal Andrés Rodríguez señaló que el respaldo “a Cristina ya no es el mismo”.
De todas formas, ella sigue considerando que es la jefa del kirchnerismo, del peronismo y de sus aliados y que de esta forma marcha la cancha, entre otros, al gobernador bonaerense Axel Kicillof y a sus aliados del PJ que buscan una renovación sin el liderazgo de la expresidenta.
La carta de Cristina coincidió también con el fracaso de las negociaciones entre el kirchnerismo y los libertarios para ampliar la Corte Suprema de Justicia, incorporar una o dos mujeres, y aprobar el pliego del juez Ariel Lijo, uno de sus objetivos.
Y de paso, marcar rumbo a los legisladores frente a la puja en la Cámara de Diputados por el veto presidencial a la reforma jubilatoria, la posibilidad de sancionar el presupuesto universitario y el intento por hacer caer definitivamente en la Cámara Alta la millonaria suma que el Gobierno destinó a los fondos reservados de los espías de la SIDE.
Javier Milei, en tanto, encontró el desafío perfecto en los cuestionamientos de Cristina a su política económica, más allá de la “clase magistral y ad honorem” que le dio el viernes desde Mendoza.
Tiene en estado de ebullición la interna de La Libertad Avanza en el Congreso. Sus amenazas públicas y privadas todavía no lograron poner la casa en orden y enfrenta una semana compleja.
El Presidente necesita del PRO de Mauricio Macri y de los radicales para evitar que el kirchnerismo y sus aliados logren los dos tercios para hacer caer el veto presidencial a las jubilaciones.
Macri recibe cada tanto promesas del Milei, pero no puede evitar la desconfianza cada vez que le da la espalda. Y eso se refleja también en la fuerza política que volvió a presidir.
Milei, en tanto, suma más dolores de cabeza. Sabe que el presupuesto universitario se aprobará en el Senado, pero está dispuesto a vetarlo y necesita la valiosa ayuda de la vicepresidenta Victoria Villarruel, enfrentada con él y con su mesa chica (Karina y Santiago Caputo) para mantener en pie los fondos para la SIDE.
En tren de marcar terreno como Cristina, Milei decidió ir personalmente el lunes 16 de septiembre al Congreso para defender el proyecto de Presupuesto 2025. Se trata de una ley que tiene un mayor ajuste para sostener su combate contra el déficit fiscal.
Un ajuste que vienen sintiendo y mucho los jubilados, pero también los trabajadores activos, a pesar del discurso de Milei que toma el momento de haber llegado al gobierno para decir lo bien que le está yendo a estos sectores en la recuperación de sus ingresos. Pero parece no tomar en cuenta que la gente no nació el 10 de diciembre pasado, sino que carga un pronunciado deterioro de sus ingresos producto de los desquicios en la economía de los últimos años.
En las negociaciones del Congreso también surgen algunos cortocircuitos en la estrategia gubernamental, sobre todo cuando Karina y Caputo cuestionan algunos aspectos de las negociaciones que lleva adelante Guillermo Francos, el jefe de Gabinete.
Francos es el hombre elegido por la oposición dialoguista para buscar entendimientos con la Casa Rosada y eso lo sabe muy bien Milei, pero siempre vale más la palabra del tándem Karina/Caputo.
Milei todavía tiene viento a favor en las encuestas, producto de la efectiva baja de la inflación y el dólar y la reducción del déficit, entre otras cuestiones, pero, sobre todo, por la ayuda que le dan Cristina, Alberto Fernández y la incapacidad que tiene la oposición por encontrar un nuevo líder. Aunque en política, todo suele ser bastante efímero.