Una encuesta detectó que los agravios a periodistas no benefician la imagen de Javier Milei. Por Diego Dillenberger

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    Expertos en comunicación advierten que el Presidente estaría perjudicándose a sí mismo atacando a los medios. Aclaran que hay una confusión en muchas encuestas al medir la credibilidad de los periodistas y recomiendan mejorar la comunicación del Gobierno.

    “Ensobrados”, “pauteros”, “esbirros”. En el mejor de los casos, “no la ven”: no pasa semana en la que el presidente Javier Milei no ventile en público su bronca contra algún periodista o medio de comunicación que critica alguna medida de su gobierno. Su maltrato a periodistas y medios se convirtió en “parte del paisaje” del discurso presidencial y ya es un rasgo inseparable de la comunicación de su gobierno luego de ocho meses de gestión.

    Cuando el Presidente le pone la proa a un periodista, lo siguen en las redes sociales fanáticos genuinos y -sobre todo- un ejército de trolls al servicio del Gobierno.

    Desgaste paulatino

    Los expertos en comunicación miran azorados cómo ese estilo agresivo parece no haber logrado afectar significativamente la imagen de Javier Milei. El Presidente solo viene sufriendo un desgaste paulatino y comparativamente moderado que contrasta con las penurias económicas que pasa la mayor parte de la población: la inflación baja, pero sigue carcomiendo los ingresos de la mayoría de los argentinos a un ritmo de 4 por ciento mensual; la última medición de la Universidad Católica ubica a la pobreza en un alarmante 55,5 por ciento; en el primer semestre del año, el consumo cayó más de 5 por ciento y la actividad industrial se desplomó más de 16 por ciento.

    Una primera mirada podría indicar: la aprobación de la gestión de Milei -que en el promedio de las encuestas ya está debajo del 50 por ciento- se mantiene relativamente inmune a esas penurias económicas, porque la herencia del kirchnerismo sigue alimentando la “paciencia social”.

    Con esa visión, las diatribas contra los periodistas, o no lo estarían afectando o directamente podrían hasta ser beneficiosas para la imagen de Milei. A ese análisis, llegaron muchos analistas que todavía tratan de entender el extraño “fenómeno Milei”.

    Qué dicen los expertos sobre la relación entre Milei y la prensa

    Pero no es la conclusión a la que llegó un panel de expertos en comunicación, encuestadores y consultores políticos que analizó esa pregunta “del millón” a esta altura del gobierno de Milei: ¿las diatribas contra periodistas, son beneficiosas o contraproducentes para la imagen del gobierno?

    La pregunta está hecha dejando de lado consideraciones puramente éticas de si es “bueno o malo” moralmente que un Presidente en una democracia se la pase atacando a los medios. Lo que les interesaba a los expertos en comunicación es la efectividad de su discurso.

    La respuesta es contundente: dos tercios de los profesionales de ese panel reunido por la revista Imagen cree que son contraproducentes para Milei. Cree que los insultos a periodistas son beneficiosos para la imagen del Presidente apenas un tercio del panel de 106 expertos, cuyo trabajo cotidiano es entender o vincularse con los medios.

    ¿La imagen del Presidente no baja más por el desierto que muestra la oposición?

    Los panelistas expertos en comunicación coinciden en que los agravios a periodistas parecen no afectar significativamente la imagen del Gobierno porque las expectativas de la opinión pública sobre el futuro económico de la Argentina se mantienen altas.

    Casi todos los expertos coinciden en que la comunicación del gobierno sigue teniendo estilo de campaña electoral y no el grado de “explicación” que requerirían las ambiciosas reformas del sistema económico que está emprendiendo Javier Milei. El fracaso del gobierno en el Congreso de hace dos semanas con el cambio en el cálculo de las actualizaciones de las jubilaciones es una prueba de esa falta de comunicación del gobierno para blindar a la opinión pública de arranques “populistas” de la oposición.

    Hay un vínculo directo que la política ignoró durante décadas -o se hizo la que lo ignoraba- entre el sistema laboral y el previsional: no puede haber un sistema previsional sólido para siete millones de jubilados, con apenas poco más de siete millones de trabajadores registrados. La cuenta nunca cerró. Los sucesivos gobiernos peronistas fueron complicando las condiciones y costos para contratar en blanco en el mercado laboral y así fueron fomentando el empleo informal.

    Como la informalidad laboral llegó a ser la mayoría de la población económicamente activa, la mayoría de los argentinos fue descubriendo con el tiempo que no se podían jubilar.

    El anterior período kirchnerista, en lugar de desatar el “nudo gordiano”: el sistema laboral, inventó las moratorias para que se pudieran jubilar trabajadores sin aportes suficientes. De ahí a la inflación crónica que padece la Argentina desde hace un cuarto de siglo, hay solo un paso: imprimir plata para cubrir el déficit fiscal que generaban las jubilaciones sin aportes. Es el corazón, el pulmón y el cerebro de ese monstruo que es la economía argentina. Si no se resuelven los dos problemas en simultáneo, la inflación crónica no va a desaparecer.

    Milei lo entiende, pero “marche preso”: el Congreso le impuso su propia fórmula de actualización de haberes jubilatorios, mientras la reforma laboral todavía se debate en los detalles de la reglamentación. Es imposible resolver la catástrofe previsional argentina sin conseguir que la amplia mayoría de los trabajadores esté en blanco. Y sin ese paso, ni Milei podrá vencer al “monstruo” económico argentino.

    La reforma laboral en las encuestas

    Lo increíble es que hace tres años, la opinión pública había entendido la necesidad de una reforma laboral, y esa fue una de las causas por las que ganó Milei. Una encuesta de la Universidad de San Andrés mostraba en 2021 un notable consenso de casi dos tercios de que era necesaria una reforma laboral para generar empleo registrado.

    Una encuesta detectó que los agravios a periodistas no benefician la imagen de Javier Milei

    Pero ahora una encuesta de la consultora INDAGA RSO entre empleados registrados en relación de dependencia muestra que dos tercios de ellos cree que la reforma laboral de la ley Bases que pronto se pondría en marcha con su reglamentación definitiva no mejorará la situación de los trabajadores.

    Pero cuando esa consultora les preguntó si conocen el contenido de la reforma laboral que propone la ley Bases, dos tercios admite que no tiene idea. Algo está fallando en la comunicación del Gobierno.

    Milei cuenta con el consultor Santiago Caputo y el vocero presidencial, Manuel Adorni, como principales espadas comunicacionales que podrían ayudarlo a que su gobierno esté mejor “explicado”.

    Los expertos en el panel valoran la tarea del contador Adorni de dar conferencias de prensa casi a diario, pero critican a Santiago Caputo, el “mastermind” comunicacional del gobierno. “Oscuro” es el calificativo más frecuente. Caputo está ahora concentrado en manejar una suerte de “poder en las sombras” controlando el servicio de inteligencia e influyendo en casi todos los ministerios a través de sus segundas líneas.

    La gestión del ejército de trolls en esa suerte de “6,7,8 digital” (en alusión al penoso programa de la TV pública kirchnerista para atacar a periodistas disidentes) que arma el joven asesor para ir sobre periodistas críticos no reemplaza una estrategia de comunicación moderna que ayude a conseguir consensos en la opinión pública para sus reformas.

    Una encuesta detectó que los agravios a periodistas no benefician la imagen de Javier Milei

    El equipo del Presidente podría estar confundiendo un lugar común de las encuestas de las últimas décadas que se da en muchos lugares “agrietados” del planeta y no sólo la Argentina. En Estados Unidos, Brasil, España, cuando los encuestadores preguntan por “los medios”, la imagen del sector está en ese “barro” agrietado de la política. Pero cuando preguntan por “los medios que yo sigo”, los periodistas vuelven al podio, como demuestra año a año la encuestadora CIO, especializada en medir la confiabilidad de los sectores sociales.

    El riesgo del equipo de comunicación del gobierno es confundir los resultados de estas encuestas, y, al atacar a periodistas, pegarle directamente a su audiencia, que está compuesta por los mismos votantes de Milei. El Presidente estaría sometiendo a sus propios votantes a un tironeo innecesario en momentos en que su plan económico está tardando en mostrar resultados.

    ¿Por dedicarse a los servicios de inteligencia, descuida el asesor Santiago Caputo lo que mejor sabe hacer, que es la comunicación política? Es la conclusión a la que llegan los panelistas, que aprueban con dos tercios el trabajo del vocero Adorni, pero desaprueban al “consultor estrella” de Milei en la misma proporción.

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