Hubo show. Hubo épica. Hubo un desenlace dramático, con una montaña rusa de emociones y una atrapante definición por penales. El equipo que no paraba de perder ahora se impone siempre. De la mano de Lionel Messi, el Inter Miami llegó a la final de la US Open Cup. El equipo dirigido por el Tata Martino, que venía de consagrarse campeón de la Leagues Cup, jugará el partido decisivo de esta competencia, que en Estados Unidos equivale a la Copa Argentina. Y Leo, quien con 44 títulos ya superó a Dani Alvez y se convirtió en el jugador más ganador de la historia del fútbol, intentará bordarle otra estrella a su prolífica carrera el 27 de septiembre. En el camino quedó Cincinnati, que había ganado 11 de 12 encuentros en su cancha por la liga y que ya había perdido los últimos dos partidos de local por la Leagues Cup y en el regreso a la MLS.
El gol de Cincinatti llegó cuando Inter Miami administraba la pelota y parecía ser el dueño del partido, aunque le faltaba profundidad. El local golpeó en la primera vez que pisó el área.
Vázquez metió una mano que pudo haber sido de nocaut en el comienzo del segundo tiempo, con un bombazo desde afuera del área que hizo estéril el esfuerzo del arquero. Con el 0-2, el abismo estaba a apenas un paso para el equipo de Martino, quien decidió soltar las amarras con las modificaciones. Y encontró una reacción con los ingresos del desequilibrante Farías, Taylor, Ruiz y Josef Martínez. Con esas modificaciones, Messi encontró más y mejores socios para construir. El conjunto igual hizo equilibrio en la cuerda floja: Callender sostuvo al visitante con la seguridad de sus guantes e hizo gala de sus reflejos para ahogarles gritos a Vázquez, Barreal y Kubo.
Leo esta vez no precisó tener una participación permanente para ser decisivo. Asistió a Campana con dos centros, uno más espectacular que el otro, para empatar el partido en la agonía y darle un final épico a la película que se proyectó sobre el césped y estirar el desenlace hasta el alargue. El venezolano Josef Martínez selló el tercero y pareció bajar la persiana. Pero la trama tenía un capítulo más: Kubo primero amenazó con un cabezazo al travesaño en la primera mitad de la prórroga y, en la segunda parte, selló el tercero de forma agónica.
En Inter de Miami, que venía de consagrarse campeón en la Leagues Cup, no afectó la resaca luego de la vuelta olímpica. Messi, bandera e insignia, fue el pilar de la reconstrucción de un equipo que llevaba 13 partidos sin ganar hasta su llegada. Con la victoria ante Cincinnati, Inter Miami se impuso en su octavo duelo de eliminación directa consecutivo. Leo, quien ya lleva diez goles en ocho encuentros disputados, venía de meterla en todos los partidos anteriores. Esta vez no necesitó convertir para volver a ser determinante: aportó dos asistencias y luego la metió en la tanda de penales. “Ojalá esto sólo sea el principio”, había dicho el 10 en la previa. Ahora va por otra vuelta más. Gracias a él, Inter vive un presente que nadie imaginaba hasta hace poco más de un mes. Un presente soñado.