Con sumo dolor, en el asentamiento La Paz, se realizó ayer el velatorio de los restos de Alejandra Lorena Cardozo, la joven de 24 años que fue hallada asesinada en inmediaciones al vertedero San Javier y que fue sepultada en la jornada de hoy.
Familiares y amigos realizaron una manifestación en el barrio Solidaridad exigiendo justicia, y analizan una convocatoria más amplia para mañana lunes, acompañadas de organizaciones feministas.
Los detalles de la muerte de Lorena Alejandra Cardozo dan cuenta de la brutalidad del crimen, ya que el cuerpo habría sido encontrado atado de manos, con signos de violencia, que conmocionaron a todos los vecinos. El hecho fue denunciado por transeúntes que circulaban por la zona colindante al vertedero y se dieron con la terrible escena.
Personal policial se apersonó ante la denuncia y al confirmar el deceso de la mujer, derivaron el caso para la Unidad de Femicidios del Ministerio Público Fiscal, que encabeza la fiscal Mónica Poma.
En una primera instancia, los vecinos habrían señalado a un joven en situación de calle y adicción, al cual denominan “Pantriste”, como posible perpetrador del femicidio.
El conocido “Pantriste” también fue acusado recientemente de la violación de una joven del mismo asentamiento: “aunque la víctima lo reconoció (a Pantriste) y tiene otros antecedentes similares, hace poquito lo liberaron, con el argumento de que se trata de una persona enferma, y anda por ahí como un animal, durmiendo entre la basura”, según agregó Jessica.
No obstante, y en diálogo con medios locales, los padres y familiares de Alejandra Lorena Cardozo apuntaron a la pareja de la joven, con quien habrían sucedido numerosos hechos violentos que, aunque nunca fueron denunciados, habrían motivado una reciente separación entre ellos. Sin embargo, y según indicaron, fue la última persona con quien se vio a la joven con vida, en inmediaciones a la parada del colectivo cercana a su hogar.
Nuevo Diario acompañó las instancias del velatorio en el Asentamiento La Paz, las expresiones de indignación y dolor por este crimen, que dejó huérfana a una niña de tres años sin su madre, y un dolor absoluto en sus padres y abuelo que vivían con ella, en un contexto de precariedad y abandono total del Estado en un lugar con condiciones infrahumanas e inhabitables que se perpetúan.
El asentamiento que data del 2018, fue acrecentando su tamaño pese a las condiciones de inhabitabilidad que presenta la zona: desde la contaminación por resultar inmediato al basurero municipal, la ausencia total de infraestructura de servicios básicos, accesos adecuados y seguridad, entre otros. Sin embargo, la desesperación de las familias, que se vio acentuada durante la pandemia, hizo que encontraran en estos territorios, un lugar para establecerse, con altos costos, inclusive el de la vida misma.
“A Alejandra la conocí en el asentamiento, porque soy la encargada de preparar el almuerzo para la gente de aquí”, dijo a Nuevo Diario Jessica, una de las convocantes de la marcha que realizaron ayer en inmediaciones del centro de salud de barrio Solidaridad, pidiendo Justicia. Así detalló la compleja vida de quienes están establecidos en los asentamientos de Urkupiña, La Paz e Israel, sin ningún tipo de servicio básico, todos colindantes con el basurero municipal, lo cual torna aún más difícil la vida allí: “antes eran apenas 20 familias, y hoy somos más de 200 las que nos tuvimos que establecer aquí, porque no podemos acceder a una vivienda digna, porque el Estado no nos da respuesta, porque los alquileres son inalcanzables, porque somos madres solteras y no nos aceptan con hijos, no es que queremos estar aquí, es que no tenemos opciones”, señaló.
A ese contexto de por sí alarmante, se le suma la creciente inseguridad, debido a que conviven con personas en situación de adicción: “duermen entre las malezas, y están abandonados a su suerte, aquí a unos metros”, señaló la vecina