En la Sala VII del Tribunal de Juicio se reanudó hoy la audiencia de debate en la causa seguida por el femicidio de Paola del Milagro Ávila, ocurrido el 17 de enero de 2020 en barrio Puerto Argentino. Declararon tres testigos y también solicitó hacerlo el imputado Cristian Rubén Salas (alias “Lupín”). Él, junto a otras ocho personas, está acusado homicidio agravado por alevosía, ensañamiento y por mediar violencia de género (femicidio). Los otros imputados son Pablo Guillermo Campos (alias “Pelado”), Jorge Ignacio Olmedo (alias “Colita”), Claudio Mario Herrera (alias “Cuqui”), Ezequiel Alejandro Guzmán (alias “Keco”), Javier Alejandro Alfaro (alias “Javi”), Leonel Edgar Raúl Suárez (alias “Leo”), Gladys del Milagro Pastrana (alias “Mili”) y Romina Gimena Bracamonte (alias “Rumi”).
El juicio se lleva a cabo con tribunal colegiado integrado por los jueces Federico Diez (presidente), Paola Marocco y Francisco Mascarello (vocales).
Salas declaró respondiendo a preguntas de las partes. Dijo que la madrugada del 17 de enero de 2020, alrededor de las 1.30, llegó en su moto a barrio Puerto Argentino. Se quedó en una esquina, frente al tanque de agua, donde había alrededor de veinte personas reunidas consumiendo alcohol y pasta base. No vio a Paola Ávila en ese momento. Sí recuerda que estaban los imputados Olmedo, Herrera, Bracamonte, Pastrana y Suárez más otras personas que no eran del barrio. Salas aseguró que estuvo ahí alrededor de cinco minutos y luego se fue al alquiler de su hermano, en barrio Cuchi Leguizamón (a dos cuadras y media de distancia).
Volvió a la misma esquina alrededor de las 6 de la mañana. Había menos personas reunidas. Recordó haber visto a Herrera, Suárez, Pastrana, Bracamonte y Olmedo. En esa ocasión sí estaba Paola Ávila. Dijo que vestía un pantalón jean azul y que tenía el cabello recogido. Manifestó que la joven era su amiga, que se conocían desde hacía tiempo, del barrio. Precisó que en el grupo también estaba “un tal Campos”, en una moto negra. Todos estaban fumando pasta base y bebiendo alcohol. En ese momento llegó un móvil policial a dispersarlos. Salas sostuvo que él se retiró en su moto y que vio a Campos irse en la suya, pero no vio si Paola se retiró con él.
Salas continuó relatando que condujo por calle San Martín y se dirigió a la habitación que él alquilaba, cerca de barrio Policial y Lola Mora. Dijo que estaba “bastante drogado” y que en su pieza siguió tomando vino. No sabe cuánto tiempo estuvo ahí. Cuando “el sol estaba alto” decidió volver a Puerto Argentino. Se encontró en el playón con Pastrana, Olmedo, Suárez, Bracamonte, Herrera y Alfaro. Todos seguían consumiendo sustancias y alcohol. Salas contó que Paola ya no estaba allí y que no preguntó por ella. Luego de unos diez minutos, Herrera le pidió que lo llevara en moto hasta su casa, en Cuchi Leguizamón, y él accedió. Lo dejó y volvió a Puerto Argentino. Cuando llegó, el grupo ya no estaba en el playón y pensó que se habían ido al “bunker”, un baldío donde también solían reunirse para consumir. Fue hasta allí, dejó la moto estacionada enfrente e ingresó en medio de las malezas. Salas dijo que fue entonces que encontró a Paola muerta. Precisó que primero alcanzó a ver los pies descalzos, el jean azul y finalmente vio el bloque sobre la cabeza. Dijo que había mucha sangre y que salió del lugar corriendo, asustado, se subió a la moto y se fue a la habitación que alquilaba. Recién ahí tomó su celular y vio que tenía un mensaje de un conocido llamado Liendro, que le preguntaba por su hermano. Él le respondió con un audio y le contó lo que acababa de ver.
Salas manifestó que no llamó a la policía y que ese fue “su error más grave”. Adujo que estaba asustado, drogado y alcoholizado. Tampoco pensó en avisar a los familiares de Paola.
Está previsto que continúen declarando los imputados. Tres de ellos solicitaron hacerlo mañana.
El cuerpo de Paola Ávila fue encontrado el 17 de enero de 2020, en un terreno baldío ubicado en barrio Puerto Argentino. La víctima tenía un escombro de gran tamaño sobre la cabeza y le faltaban las zapatillas.