Misterio por el hallazgo de un presunto submarino nazi en Necochea

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El periscopio del submarino hallado en Necochea

Fue encontrado en las afueras de la ciudad por un grupo de investigadores. Creen que podría haber trasladado a oficiales que huyeron tras la Segunda Guerra Mundial.

Una pericia naval confirmó el hallazgo de un submarino hundido en las afueras de Necochea, cuyas características coinciden con el tipo de embarcaciones que utilizaba la Alemania nazi durante la Segunda Guerra Mundial, en lo que —se investiga— podría haber sido la huída de distintos jerarcas a la Argentina.

El hallazgo fue realizado a 4,2 kilómetros de distancia de las playas bonaerenses de Costa Bonita y Arenas Verdes, a unos 28 metros de profundidad. Quienes lo encontraron son los investigadores de ‘Eslabón Perdido’, un equipo multidisciplinario de historiadores, periodistas e ingenieros que se especializa en encontrar huellas del arribo clandestino de distintos oficiales nazis tras la derrota alemana en el conflicto bélico.

En concreto, el dictamen de los ingenieros navales Juan Martin Canevaro (presidente del Consejo Profesional de Ingeniería Naval) y Andrés Miguel Cuidet determinó que restos náufragos encontrados en la Costa Atlántica, al sur de la provincia de Buenos Aires, son compatibles con los de un submarino.

Si bien los restos náufragos se encuentran semienterrados y el casco está muy destruido, los expertos Canevaro y Cuidet pudieron detectar piezas indudablemente identificatorias, como un periscopio, una torreta, una escotilla y la cubierta. Eso, sumado a las extensiones de la eslora confirman que no se corresponde con los restos de un buque, un pesquero o un arenero hundido.

Abel Basti, el investigador que lideró la búsqueda de los nazis en Argentina 

También afirmaron que el tamaño de los restos tiene puntos de contacto con el tamaño de los submarinos oceánicos de la Segunda Guerra Mundial, que tenían más de 76 metros de eslora. Los ingenieros navales además indicaron que una parte de la estructura analizada “resulta compatible con la torreta de un U-Boot (Unterseeboot)”, una nave clásica utilizada por las fuerzas de Adolf Hitler.

A la cabeza del hallazgo se encuentra el historiador Abel Basti, un especialista que desde hace más de 30 años trabaja tras las huellas que dejaron los alemanes que escaparon tras la Segunda Guerra Mundial.

Antes había trabajado en Bariloche, donde le llegaron rumores de submarinos en Caleta de los Loros, Río Negro. Entre Viedma y San Antonio. Esos submarinos fueron vistos durante décadas cuando había bajamares extraordinarias.

Hay un antecedente histórico registrado: entre junio y agosto de 1945, tres meses después de la rendición de Berlín, dos submarinos alemanes (los U-530 y U-997) se entregaron en las costas de Mar del Plata. Llevaban oficiales nazis que habían escapado y buscaban refugio en la Argentina.

Si bien fueron los únicos dos casos conocidos, confirmaron que los navíos tenían la capacidad de cruzar el océano.  Desde entonces, flota la sospecha de que no serían los únicos submarinos que llegaron al país.

De acuerdo a la información que tenía Basti, el protocolo de escape incluía hundir los submarinos una vez que los oficiales hayan llegado a tierra, para no dejar ningún tipo de rastro. Este dato es clave.

A Basti un día le llegó un relato bastante bueno de la zona de Necochea, sobre registros históricos de un gran desembarco en la estancia Moromar. A la par, apareció un enorme timón de profundidad que no era compatible con barcos o barcazas de la zona.

En 2021 armó el grupo ‘Eslabón Perdido’ con el objetivo de buscar rastros que confirmen la presencia o el paso de submarinos nazis por esa zona. Hasta ese momento, lo que tenía fundamentalmente eran decenas de testimonios orales de vecinos de Necochea, que recordaban los avistamientos producidos en la década del 40, junto con recortes periodísticos que alertaban el avistaje de navíos similares a submarinos.

Más rastros del submarino hallado en Neuquén 

Luego comenzaron a aparecer algunos documentos clasificados que denunciaban los avistamientos de germanos en 1945, pero no existía ningún registro oficial del hundimiento.

Incluso aparece un testimonio muy curioso registrado por los policías de Necochea. “En el invierno del 45 el comisario de Necochea recibe la denuncia de desembarcos en la zona (del hallazgo). El comisario se acerca de día y observa que en ese sitio hay huellas que vienen del mar. Y huellas de camiones”, contó Basti.

“Sigue con esta patrulla y a 4 kilómetros encuentra la estancia Moromar. Intenta entrar, pero detrás de la tranquera se encuentra con un grupo de extranjeros, rubios, con ametralladoras en la mano y que no hablaban en español pero le indican que no puede entrar”, explicó en una entrevista con TN.

Según afirma Basti, ese comisario vuelve a Necochea, realiza la denuncia a La Plata para pedir refuerzos y le dicen que no tiene que hacer nada, “que se olvide del tema”.

“Es muy raro que no haya ningún registro de un naufragio así, tan grande, en cercanía de un puerto tan frecuentado como el de Quequén-Necochea. Es muy raro que un barco se hunda y que nadie lo registre”, explica a Clarín uno de los colaboradores de la investigación.

Si bien el timonel no correspondía finalmente a un submarino, más tarde apareció la pista de un naufragio cercano que registraban los sonares de los pescadores, un objeto no identificado de 80 metros de largo por 10 de ancho. Después de casi un año de búsqueda, pudieron localizar el lugar donde se encontraba el navío.

El 9 de marzo de este año, Basti denunció el hallazgo a la Prefectura Naval Argentina. Al tratarse de un posible bien arqueológico, la fuerza realizó una expedición con 12 buzos para filmar los restos náufragos. Se toparon con un navío totalmente destruido.

Tras ocho horas de filmación, Prefectura declaró que no pudo confirmar si se trataba de un buque o un submarino. Es por eso que Eslabón Perdido solicitó la intervención de dos peritos oficiales, Canavaro y Cuidet, que sí pudieron establecer que se trataba de un submarino.

Por otro lado, desde Eslabón pidieron una segunda pericia a la Liga Navale Italiana (LNI), una entidad bajo jurisdicción del ministerio de Defensa de Italia, especializada en naufragios de naves y submarinos de la Segunda Guerra Mundial.

El perito Fabio Bisciotti, de la LNI, confirmó que se trataba efectivamente de un submarino alemán, aunque pidieron más tiempo para determinar el modelo. En su hallazgo, también sumó un dato extra que Basti califica como “inquietante”. El casco presentaba signos de haber sido deliberadamente explotado, posiblemente con la finalidad de borrar evidencias.

Más de 70 años después, esas evidencias borradas comienzan a aparecer de a poco.

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