La Iglesia busca despegarse de la misa kirchnerista de Luján. Por Sergio Rubin

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    Analiza difundir una declaración. La cúpula del Episcopado ya había aclarado que la misa de Luján no era parte de su propuesta de oración.

    La cúpula de la Iglesia analizará este lunes la posibilidad de difundir una declaración para tomar distancia de la misa que el kirchnerismo organizó este domingo en la basílica de Luján para rogar por “la paz y la fraternidad” en el país. El hecho de que la celebración prácticamente solo contó con la presencia de conspicuos exponentes del oficialismo comenzando por el presidente Alberto Fernández fue vista como una apropiación partidaria de un oficio religioso.

    Los obispos habían convocado el martes a sus fieles a orar este fin de semana por la convivencia entre los argentinos, preocupados ante la escalada en la tensión política tras el pedido de condena del fiscal Diego Luciani a Cristina Kirchner en al causa de Vialidad, los choques entre manifestantes y la policía en derredor del domicilio de la vicepresidenta y el fallido magnicidio contra ella.

    Al día siguiente, el intendente de Luján, Leonardo Boto, informó que le había pedido al arzobispo de Mercedes-Luján, Jorge Scheinig, una misa “por la paz y la fraternidad” para sumarse a la iniciativa de los obispos. Prontamente, decidió plegarse el gobierno nacional y, en general, el kirchnerismo. Esto provocó malestar en la cúpula eclesiástica porque temía una apropiación partidaria.

    Es que, si bien el intendente de Luján -que no era el indicado para convocar a la dirigencia nacional- comenzó a invitar a la oposición, los obispos tuvieron en claro que los referentes de Juntos por el Cambio no serían de la partida, ofendidos por haber sido acusados por el oficialismo -junto con la Justicia y los medios de comunicación- de haber instigado el atentado.

    Inmediatamente, la cúpula del Episcopado dejó trascender que la misa en Luján no era parte de su propuesta de oración. Pero no difundió ninguna declaración. En realidad, la Iglesia quedó en una encerrona porque no puede cerrarle sus templos a nadie que pide una misa por una causa noble. No obstante, le faltó también una gestión para disuadir al oficialismo.

    El revuelo que provocó la misa -y que afectó particularmente a la Iglesia porque apareció partidizada generando un gran disgusto entre muchos de sus fieles- llevó a que la cúpula del Episcopado comenzara a contemplar la posibilidad de poner las cosas en su lugar en cuanto a que lo religioso está abierto a todos, no a una parte, sin politización alguna.

    El propio arzobispo de Mercedes-Luján, consciente de la polémica, ensayó una disculpa hacia el final de la controvertida misa que presidió. Admitió que la celebración había tomado una envergadura impensada inicialmente y afirmó: “AI metí la pata, pido disculpas”. De todas maneras, dijo que la basílica de Luján está abierta a todos.

    Desde que el gobierno perdió el año pasado las elecciones y quedó políticamente debilitado -se sumó la escalada inflacionaria y los problemas judiciales para Cristina-, el kirchnerismo buscó acercarse al Papa y a la Iglesia, pese a haber propiciado la legalización del aborto y acercado a los sectores más anticlericales.

    Cuando Cristina fue víctima del atentado, el oficialismo difundió prontamente que el Papa la había llamado para solidarizarse (también le envió un telegrama abogando por la “armonía social”). Incluso, hizo correr en los días siguientes que el pontífice la había vuelto a llamar, cosa que nunca se confirmó.

    Ahora Clarín pudo saber que en el gobierno se está pensando en la posibilidad de que el Presidente viaje el 9 de octubre al Vaticano para participar de la canonización (declaración de santo) del enfermero salesiano italo-argentino Artémides Zatti, que se desempeñó en la Patagonia.

    Obviamente, el gran objetivo del oficialismo es que Francisco reciba a Alberto Fernández. Pero ante una relación entre el Papa y el Presidente que hace tiempo que es muy fría por la actitud confortativa del presidente y la ley del aborto, en Roma esperan que el mandatario no solicite la audiencia.

    Sea como fuere, en la Casa Rosada insisten en pegarse a la Iglesia y aseguran que, si no va el presidente, “se enviará una delegación relevante”.

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