El Gobierno exhibe niveles de apoyo críticos y el “humor social” está en el peor momento de los últimos 20 años, según una encuesta de Poliarquía.
Crisis económica, devaluación del peso, inflación galopante, pobreza creciente, todo esto colabora para que el “humor social” de los argentinos se encuentre en su punto más bajo de los últimos 20 años. Así lo revela una encuesta de Poliarquía, que además advierte que por primera vez desde que es presidente, Alberto Fernández tiene una peor imagen que Cristina Kirchner.
El Índice de Optimismo Ciudadano (IOC) desarrollado para medir la variable del humor social marca 142 puntos negativos durante julio con una importante caída intermensual del 22%, alcanzando así el valor más bajo en la serie histórica. El trabajo refleja así una de las mayores caídas intermensuales y gran parte de los indicadores registran valores que los ubican en su piso histórico. La variación interanual es de -33 por ciento.
La encuesta tiene 6 categorías: optimismo extremo, optimismo fuerte, optimismo leve, pesimismo leve, pesimismo fuerte y pesimismo extremo. Y el gráfico está dominado por la categoría pesimismo extremo. “Es una crisis política auto infligida. Por primera vez desde que es presidente, Alberto Fernández tiene una peor imagen que Cristina Kirchner. Ni ella ni el kirchnerismo salen indemnes. La Vicepresidenta vuelve a tocar un pico máximo de imagen personal negativa”, explicó Alejandro Catterberg, director de la consultora, al analizar el escenario actual del país y la percepción de la sociedad en relación con los principales dirigentes.
En diálogo con Marcelo Longobardi en CNN Radio, el especialista aseguró que “las expectativas son pésimas, con una muy mala imagen del gobierno y una inflación que golpea durísimo. La sociedad necesita empezar a tener algún tipo de expectativas para revertir esto porque si no se va a seguir deteriorando”.
Concretamente, la aprobación de la gestión de Fernández cayó unos 8 puntos hasta el 31%, y su imagen personal positiva se redujo cuatro puntos hasta el 24 por ciento. Por su parte, la Vicepresidenta volvió a tocar un pico máximo de imagen personal negativa, llegando al 63 por ciento.
Los datos son crudos igual que el escepticismo social. El humor social está llegando a valores de la crisis del 2001 y 2002. “Hace 20 años que no veíamos números tan malos. No sé hasta dónde puede llegar a caer la imagen presidencial y el rumbo no cambió”, dijo Catterberg, y reflexionó: “Ya no se trata de ofrecer mejoras, sino de ofrecer expectativas de mejoras. La gente ya no cree en nadie y tiene desilusión tras desilusión”.