Acoso escolar: el innovador método para acabar con el bullying

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El acoso escolar tiene millones de víctimas a lo largo del mundo. El mismo es causante de dolores en la infancia y en etapas posteriores de su vida.

Muchas personas comprenderán cuáles son los sentimientos de vergüenza que genera el bullying. Son experiencias que trascienden lo presente y sus consecuencias no se quedan ahí.

Investigaciones recientes afirman que los efectos del acoso infantil pueden persistir durante décadas, con cambios duraderos que ponen a la persona en riesgo de enfermedades mentales y físicas.

Con esta información, cada vez más educadores buscan cambiar su punto de vista sobre el bullying: de una situación inevitable del crecimiento a una violación de los derechos humanos de los niños.

“La gente solía pensar que el acoso escolar era un comportamiento normal y, en algunos casos, que incluso podría ser algo bueno, porque ayuda a fortalecer el carácter”, explicó Louise Arseneault, profesora de psicología del desarrollo en el King’s College de Londres, en Reino Unido.

“Les tomó mucho tiempo (a los investigadores) comenzar a considerar este comportamiento como algo que puede ser realmente dañino”, añadió en diálogo con la BBC.

A raíz de este cambio de mentalidad, muchos investigadores probaron con varios esquemas contra el acoso para crear un entorno más amable. Por ello, el Programa de Prevención del Acoso Olweus es uno de los esquemas que más se puso a prueba.

Programa de Prevención del Acoso Olweus

Fue desarrollado por Dan Olweus, un psicólogo sueco-noruego, que encabezó las primeras investigaciones académicas sobre la victimización infantil.

El programa está enfocado en la idea de que los casos individuales de acoso son producto de una cultura más amplia que tolera la victimización. Como resultado, intenta abordar todo el ecosistema escolar con el fin de evitar que el mal comportamiento prospere en las instituciones.

EL primer paso del Programa Olweus es reconocer el problema. Por ello, los colegios deberían realizar una encuesta anónima para preguntar a sus alumnos sobre sus experiencias. “Saber lo que está pasando en tu edificio es realmente importante y puede guiar tus esfuerzos de prevención del acoso escolar”, dice Susan Limber, profesora de psicología del desarrollo de la Universidad de Clemson, en Carolina del Sur, Estados Unidos.

Asimismo, este programa busca que las escuelas establezcan expectativas muy claras sobre un comportamiento aceptable y las consecuencias si se infringen estas reglas. “(Las sanciones) no deberían ser una sorpresa para el niño”, dijo Limber.

Los adultos cumplen un rol fundamental en este programa, ya que deben actuar como modelos positivos a seguir que refuercen los buenos comportamientos y muestren tolerancia cero ante cualquier situación de este calibre. También, deben aprender a reconocer los lugares dentro de la escuela donde es más probable que ocurra la intimidación y supervisarlos regularmente.

“Todos los adultos de la escuela necesitan una formación básica sobre el acoso: las personas que trabajan en la cafetería, los conductores de autobuses, el conserje”, señaló Limber.

De la misma manera, el trabajo no se acaba allí, ya que los propios niños organizan reuniones para discutir la naturaleza del acoso escolar y las formas en que pueden ayudar a los estudiantes que son víctimas de este comportamiento. El objetivo es conseguir que el mensaje anti-intimidación quede arraigado en la cultura de la institución.

Al trabajar con Olweus, Limber probó el esquema en más de 200 escuelas en Pensilvania. Sus análisis sugieren que el programa tuvo como resultado 2.000 casos menos de intimidación en dos años. Como también, se mostraron cambios de actitud general de la población escolar hacia el acoso, incluida una mayor empatía con las víctimas.

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