En la Casa Rosada consideran que la entrevista que brindó el ministro de Economía el lunes es suficiente y que siguen trabajando para moderar la espiral de los precios.
Alberto Fernández recibió el último índice de inflación, que trascendió a las 16, en el sanatorio Otamendi, donde acompaña desde el lunes a la madrugada a la primera dama, Fabiola Yañez. También conversó por teléfono con su ministro de Economía, Martín Guzmán, que esta tarde permanecía en su despacho. Pero en la Casa Rosada aseguran que no está prevista ninguna reunión de urgencia ni habrá declaraciones de funcionarios por los porcentajes récord en la suba de precios, que en marzo superaron el 6,7% por primera vez en dos décadas. Tampoco se harán nuevos anuncios -el último fue el de la “guerra contra la inflación”, en la voz del propio Alberto Fernández-: el Gobierno considera que las declaraciones del titular de Desarrollo Productivo, Matías Kulfas, el sábado; y la entrevista que brindó Guzmán el lunes con C5N adelantando los más recientes guarismos son suficientes.
“No vamos a volver a hablar, ni a reunirnos, ni hoy ni mañana. Ya estaba claro cómo venía el número desde la primera semana de marzo. Seguimos trabajando”, declaró un importante funcionario que colabora a diario con el primer mandatario. Aunque reconoció que fue un altísimo número, otro miembro de su círculo íntimo destacó que la inflación en alimentos haya bajada tres centésimas, de 7,5% a 7,2 por ciento. Había preocupación, en la previa, por la posibilidad de que se acercara a un temible 9 o 10 por ciento.
Desde el nacimiento de su segundo hijo, la agenda del jefe de Estado está liberada, y no se prevé que la retome hasta el próximo lunes, después de Semana Santa, cuando reciba al presidente de Ecuador, Guillermo Lasso, en la Casa Rosada. Sin embargo, estuvo atento, desde la clínica privada, al discurso de Cristina Kirchner en el CCK y, luego, a la difusión oficial de las cifras de marzo por parte del Indec.