Mientras Mario Teruel dice todo es mentira, la menor aseguro que Lautaro la abusaba de los 10 a los 13 años

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El juicio seguido contra Marcos Lautaro Teruel (30) se reanudó hoy con la declaración de I. J. A., víctima de uno de los hechos. La joven retomó el testimonio que había comenzado a brindar ayer.

Teruel se encuentra acusado en dos causas diferentes. En el primer expediente llega imputado por los delitos de abuso sexual con acceso carnal continuado, agravado por el daño en la salud de la víctima, en concurso ideal con corrupción de menores doblemente agravada por tratarse de menor de 13 años y por mediar engaño. En la causa acumulada,  está acusado, junto a Silvio Ezequiel Rodríguez  y Gonzalo Isaac Farfán, por el delito de abuso sexual con acceso carnal agravado por ser cometido por dos o más personas.

El juicio se lleva a cabo con tribunal colegiado integrado por los jueces Carolina Sanguedolce (presidenta), María Gabriela González y Pablo Farah (vocales)

I. J. A. (19 años en la actualidad) solicitó declarar sin la presencia de los imputados en la sala. Consultada por el fiscal, relató lo ocurrido el día que se encontró con Lautaro Teruel en el Monumento a Güemes para grabarlo. Dijo que a ella y a su mamá se les ocurrió hacer esto para tener una prueba, para poder denunciarlo. No obstante, aclaró que no le avisó a su madre que había pactado un encuentro con el imputado para concretar el plan.

Acerca de esa misma secuencia, consultada ya por la defensa técnica de Teruel, la damnificada respondió que estaba muy nerviosa porque tenía miedo de que él descubriera que lo estaba grabando.

En la grabación, Teruel le comenta que cuando ocurrieron los hechos él era “pendejo”, que tenía unos 16 años. Y ella asiente y comenta que, en su caso, tendría entre 6 y 7 años. El defensor del imputado le consultó acerca de esas edades mencionadas por ambos en la grabación. I. J. A. explicó que en ese momento se dio cuenta de que Lautaro se estaba bajando la edad y ella hizo lo mismo con la suya, para seguirle la corriente porque estaba asustada y no quería contradecirlo.

Acerca de la relación de su familia con la de Teruel, contó que eran muy cercanos porque la amistad venía de varias generaciones.

Puntualmente, acerca de los abusos denunciados, I. J. A. refirió que se iniciaron cuando ella estaba por cumplir los 10 años. Para asegurarlo le sirve de referencia el hecho de que en ese momento a ella la estaban cambiando de colegio y estaba por cursar el 5º grado. Dijo que el primer abuso ocurrió antes de que empezaran las clases. Continuaron hasta antes de que cumpliera los 13 años, cuando estaba en séptimo grado.

La damnificada refirió que antes de ser sometida sexualmente, ella era una alumna promedio, muy sociable, pero que a partir de los abusos comenzó a tener problemas en el colegio. “Vivía en la dirección, tenía bajo rendimiento académico y no me llevaba bien con mis compañeros. Me molestaba todo y me sentía incómoda estando con mucha gente. A los problemas los creaba yo”, contó.

A partir de los 10 años comenzó a autolesionarse, cortándose los brazos y piernas. Un maestro que le vio las cicatrices le avisó a la directora y la mandaron a hablar con una psicóloga o psicopedagoga que había en la institución. Eso fue aproximadamente a mitad del cursado del quinto grado.

A esa edad también comenzó a sufrir trastornos alimenticios. A los 13 o 14 años le diagnosticaron bulimia y anorexia. La joven mencionó que tuvo intentos de suicidio mediante cortes profundos en los brazos y la ingesta de pastillas.

La víctima describió luego cómo ocurrían los abusos, cuando el imputado la llevaba a un baño de su casa y la obligaba a realizarle sexo oral. Dijo que cuando se negaba a acompañarlo, él cambiaba el tono de voz y eso le daba miedo. A veces la agarraba del brazo y la hacía arrodillarse. Otras veces la amenazaba con pegarle.

Antes de ingresar a la sala donde se lleva adelante el juicio Mario Teruel, integrante de Los Nocheros salió en defensa de su hijo afirmando que “todo esto ha estado rodeado de mentiras, un montón de inventos y fábulas”.

Cabe recordar también que tiempo atrás la justicia allanó la casa de Mario Teruel y le encontraron una plantación de marihuana.

La damnificada refirió que las imágenes de esos momentos le llegan a la memoria mezcladas, pero sí recuerda que ella lloraba.

Continuó relatando que, a partir de los 13 años, empezó a buscar excusas para no ir a la casa de los Teruel. Vio a Lautaro nuevamente varios años después, cuando se encontró con él y su abuela en el Monumento a Güemes, luego de que el acusado solicitara hablar con ella sobre los abusos a los que la había sometido.

La joven refirió que luego de grabar a Teruel consultó a un abogado que le recomendó un amigo. Se reunió con el profesional a solas y le preguntó si la grabación le serviría como prueba. También le pidió que le explique cómo se radicaba una denuncia. Comentó que, durante esa consulta, el abogado le dijo que ella podía pedir una indemnización y que, por ser los Teruel figuras públicas, posiblemente iban a optar por solicitar un juicio abreviado. Y entonces le explicó en qué consistía ese procedimiento.

La víctima afirmó que nunca le pidió dinero a Lautaro ni a su familia.   

Señaló que en tercer año del secundario dejó de cursar. Ella ya había radicado la denuncia contra Teruel y se viralizaron los audios donde le comentaba a su mamá lo que había conversado con el abogado. En los medios decían que ella quería extorsionar a la familia del acusado. “Eso me afectó mucho. Dejé de ir al colegio porque me insultaban, se reían de mí, me decían puta y que yo me la había buscado”, explicó.

I. J. A. contó también acerca de una reunión que mantuvieron ella y su madre con Mario Teruel, padre del imputado. Dijo que ella quiso hablar con él y con su esposa para pedirles perdón por la denuncia que iba a hacer contra su hijo. “Quería aclararles que mi problema era con Lautaro y que con ellos estaba todo bien”, precisó. Contó que el padre del acusado se mostró enojado y que les dijo que todos los chicos “cometían esas pendejadas”. También les advirtió que no tocaran a su familia porque él iba a salir en su defensa. La joven dijo que no recordaba exactamente todo lo que hablaron, pero sí les dijo que tenía contactos en los medios de comunicación.

Consultada por la defensa técnica de Teruel, la damnificada hizo referencia a su relación con su padre. Dijo que lo conoció ya de grande y que no sucedió antes porque a ella no le interesaba. Confirmó que vivió con él unos meses en una ocasión, después de que ella se fugó de su casa. Era en la época en que ella comenzó con los problemas de conducta.

Sobre la relación con su madre afirmó que era buena, que ella intentó ayudarla llevándola a varios psicólogos, pero en un momento se cansó y empezaron a llevarse mal.

La víctima también fue consultada acerca de la denuncia contra Lautaro Teruel posteada en Facebook por otra joven. Dijo que ella nunca la vio, pero que Lautaro le comentó al respecto cuando se reunieron en el monumento. Le contó que lo habían escrachado a él y a sus amigos y le garantizó que en realidad no había pasado nada, pero ella no le creyó.

Durante la comparecencia de la damnificada también se reprodujeron audios y chats extraídos de celulares secuestrados en el marco de la causa.

Para la jornada de hoy estaba prevista también la declaración del padre y de una hermana de Lautaro Teruel, y de efectivos policiales y peritos que intervinieron en la causa.

En el juicio se ventilan dos casos. Una de las denuncias fue radicada por la madre de I. J. A., la menor que declaró durante la audiencia de hoy, el 13 de marzo de 2019. Los abusos habrían tenido lugar en la casa del imputado Lautaro Teruel. La segunda causa se inició por una denuncia radicada el 24 de mayo de 2019. La víctima dijo que el hecho tuvo lugar en enero o febrero de 2014, también en el inmueble de Teruel.

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