La ex gobernadora María Eugenia Vidal, lo definió con claridad cuando dijo que: “El Pata Medina es el símbolo de la mafia. Todos saben que para hacer una obra, había que pagarle”.
El acto masivo que ayer hizo el Pata fue una provocación y un desafío a la justicia que lo liberó, pero, simultáneamente, le prohibió que desarrollara actividad sindical. Y eso es justamente lo que el Pata hizo.
Cantaron la marcha peronista y en el escenario, saludó con los dedos en “V”, el símbolo de la victoria y también de Victoria Tolosa Paz, la candidata cristinista que este salvaje apoya.
¿Alguien se atreverá a sancionarlo por su desacato a la justicia? ¿Le revocarán su libertad y volverá a la cárcel? Tengo mis dudas. Y eso que sigue procesado por asociación ilícita, coacción agravada y extorsión reiterada.
Una gran parte de los tribunales le tiene pánico por sus amenazas patoteras y su poder de fuego. Y otra parte de los magistrados, está a su servicio y al servicio de la impunidad de cualquier simpatizante kirchnerista que cometa delitos.
Así nos va. Es el realismo trágico, de un kirchnerismo que siempre se coloca del lado de los delincuentes.
Todavía tengo el estómago revuelto de asco al ver el video en el que el Pata celebra su excarcelación con los dedos en “ve” con ambas manos y cantando que “soy argentino, soy peronista y quiero vivir mejor”.
Estamos frente a una verdadera organización criminal cuyo jefe es el Pata Medina. Cuenta con un ejército de barras bravas disfrazados de trabajadores que andan armados, muchas veces borrachos e incluso drogados. Son pesados de verdad.
Nadie se le atrevía al Pata. Medina se sentía tan todo poderoso que se atrincheró en su gremio dispuesto a resistir la orden de detención de la justicia.
Llamó a sus muchachos, los agitó para que estén bien descontrolados y los abasteció de facas, bombas molotov, piedras y unos cables de acero que se utilizaron para atar postes de la luz y árboles y armar un cerco alrededor del edificio del gremio de la UOCRA de La Plata.
Cuando llegaron 43 camiones con 400 integrantes de la Policía Federal, Gendarmería y Prefectura, el Pata lo pensó mejor, escapó por atrás de la sede del sindicato y por unas horas, no se supo su paradero. A la noche se entregó cuando las fuerzas del orden habían rodeado su casa de Punta Lara.
Medina siempre militó dentro del peronismo. Apoyó la candidatura de Cristina Fernández de Kirchner. Hay videos de actos que comparte con Daniel Scioli y fotos con Carlos Kunkel. Medina banca su aparato con delitos de todo tipo.
Desde la tradicional coima que les cobraba a los empresarios de la construcción para no hacerles la vida imposible, hasta la extorsión a la que los sometía obligándolos a contratar empresas de catering y transporte que eran de testaferros del Pata. Ese dinero negro recaudado era lavado en otras actividades.
Aquí la lupa de la justicia está puesta sobre la empresa Abril Catering que además de proveer comida a los albañiles cambiaba cheques en efectivo y en una actividad totalmente ilegal.
La organización de comidas y mordidas tiene 40 autos de alta gama, camiones utilitarios, un avión y un barco. Medina se llena la boca hablando de Perón, Evita y Cristina y de la defensa de los trabajadores, pero él, tiene un nivel de vida imposible de explicar. Muchos quieren saber que mercaderías traficaba en el avión de Abril.
Estuvo detenido en el penal de Ezeiza, en “Pabellón Néstor Kirchner”, según el humor negro de la jerga carcelaria y bajo el mismo techo que otros mafiosos pero de guante blanco como Lázaro Báez, Ricardo Jaime, y José López, entre otros.
El Pata, como todos estos malandras, se proclamó un perseguido político del presidente Mauricio Macri. El ex jefe del estado solamente dijo que “no hay lugar para comportamientos mafiosos de los que creen que tienen derechos especiales”.
El Pata ya estuvo preso durante varios años por delitos similares. Y el juez que lo liberó dijo que no tiene antecedentes penales. Increíble, pero cierto.
Una vez amenazó con hacer estallar la destilería de YPF en Ensenada. Durante un tiempo, eligió como abogado a un personaje nefasto llamado Víctor Hortel.
¿Se acuerda? Fue el jefe del Servicio Penitenciario Nacional y líder de Vatayón Militante, esa agrupación de presos que eran sacados de sus celdas para que participaran de actos kirchneristas disfrazados como eventos culturales.
Parece mentira que estos delincuentes millonarios que representan a trabajadores pobres quieran victimizarse como presos políticos.
Representan lo peor de la corporación sindical que por supuesto tiene otros dirigentes que son honrados y democráticos. Pero Medina es el emblema de la patota sindical y de la corrupción. Es la pata de los mafiosos, autoritarios y ladrones.
Así nos va. Y así nos seguirá yendo hasta que no los extirpemos de la dirigencia nacional. ¿Llegará ese día en que los pueblos sean libres y la política sea una canción? Tengo mis dudas. Pero vamos por eso. Más democracia y honradez para la democracia.