El Estado Plurinacional de Bolivia pierde 81 millones de dólares sólo en el contrabando de bebidas alcohólicas, sobre todo marcas argentinas que ingresan por la frontera sur. Los pasos ilegales se duplicaron después del cierre del paso generalizado por el gobierno argentino. Los pasos reconocidos son 40, pero se estima que en la actualidad son tres veces más. No todos los bagalleros se arriesgan al contrabando, ya que en caso de deportación no podrán ingresar por cinco años a la Argentina, además de perder la condición legal para la actividad.
Un equipo de periodistas bolivianos viajó hasta el límite con Salvador Mazza (Argentina) y terminaron confirmando que los pasos ilegales en «El Tres» (cuya salida desemboca en el patio una vivienda en Salvador Mazza, tras el cual salen por el frente de la casa habiendo pagado un «peaje» de 100 pesos argentinos), El Chorro y La Federal (donde tres hogares argentinos funcionan también como aduana paralela con pago de peaje incluido) aún continúan en uso. Ahora lo hacen bajo una logística más ordenada, con monitoreo a cargo de niños con walkie-talkie, permanente alertas a la presencia de los patrullajes de gendarmes por los sectores.
Mientras por un lado la Asociación de Bagalleros Gran Chaco (única con personería jurídica para transportar mercancías entre Argentina y Bolivia) gestiona una apertura para retomar el movimiento comercial, los contrabandistas hoy se nutren con mano de obra que cuenta con experiencia en el bagalleo, pero dejando fuera a los adultos mayores ya que la exigencia física no les rinde en el terreno irregular de los pasos ilegales. Los consultados desconocen si hay redes, grupos de poder o clanes detrás del contrabando que se instaló en Yacuiba en este último año.
Mientras más alejado el paso del Puente Internacional que une Salvador Mazza (Argentina) con San José de Pocitos (Bolivia), se puede incluso transitar en vehículos en ambos lados de la frontera. En estos lugares prima el contrabando de cerveza, alimentos no perecederos y tránsito de personas, donde se distinguen comerciantes, bagalleros que antes trabajaban legalmente, contrabandistas, familias que van a hacer sus compras y hasta estudiantes que están matriculados en Mazza. Para que la economía boliviana no se resienta aún más, aumentaron controles a la presencia de productos argentinos en Santa Cruz; de ahí que las marcas de cerveza permanezcan ocultas pero vendibles a quien las pide pero con un precio que puede elevar si los controles en la frontera sur se vuelven más estrictos.