Segunda ola de coronavirus: por qué puede impactar más en los menores de 50 y qué se puede hacer para frenarla

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Se analizó junto a especialistas e infectólogos la situación por rangos etarios, el impacto de la vacunación y el avance de las nuevas cepas. Cuál es la situación actual y qué se puede esperar para las próximas semanas.

Si bien los adultos mayores son los de mayor tasa de mortalidad por coronavirus, ahora todas las alertas se encienden sobre los jóvenes. El virus se propaga con mayor fuerza entre la población de entre 20 y hasta 49 años y las razones son varias. Por un lado, se trata de quienes todos los días deben salir a trabajar, pero también de quienes más han relajado con los cuidados y los últimos en la lista de vacunados.

Con más del 50% de la población mayor de 80 años vacunada, y por tratarse de quienes aún mantienen mayores protocolos de cuidado y menos salen, los contagios en este grupo etario vienen disminuyendo en las últimas tres semanas.

Tanto desde el Gobierno como los infectólogos consultados consideraron aún prematuro atribuirlo al éxito de la vacunación, pero entienden que -tal como sucede en otros países más avanzados en la inmunización- es muy probable que en las próximas semanas comiencen a verse resultados concretos en ese sentido. Sin embargo, destacan que los datos son alentadores.

La vacunación en adultos mayores

De acuerdo con los datos que sigue semana tras semana el senador provincial de Corrientes Martín Barrionuevo, en las últimas cuatro semanas los contagios entre mayores de 80 años vienen bajando o amesetándose. De representar el 2,5% de total a nivel país, cayeron al 2,2% y en las últimas dos semanas se mantiene en el 1,9%.

En diálogo con este medio, Omar Sued, presidente de la Sociedad Argentina de Infectología (SADI), destacó que entre los mayores de 80 años los números de contagio están bajando levemente y la mortalidad también y consideró que se trata de dos datos esperanzadores. “Teniendo en cuenta que el 50% de las personas mayores de 80 años ya están vacunadas, quizás puede ser eso lo que estamos empezando a ver”, señaló.

El investigador de la Universidad de Buenos Aires y del CONICET, Jorge Aliaga, está esperando comenzar a ver los resultados. “Dos a tres semanas después de la vacunación se adquiere inmunidad. Y en promedio la gente se muere dos semanas después de que se contagia. Entonces un mes después de vacunar a una buena parte se debería ver. Me parece que está por aparecer”, indicó. También remarcó que los datos que se publican de Israel e Inglaterra, dos de los países con mayores porcentaje de población vacunada, en general son buenas noticias.

Al igual que Eduardo López, médico especialista en infectología, Sued y Aliaga son cautelosos y esperan ver el comportamiento de los contagios en las próximas semanas y el avance de la vacunación para sacar una conclusión. Lo mismo sucede en el entorno del presidente Alberto Fernández en donde también prefieren no adelantarse e ir siguiendo de cerca el avance de la situación. Pero a estas alturas, la mayor preocupación son los jóvenes.

Qué pasa con los más jóvenes, el foco de contagios

Todos los especialistas coinciden en que la única forma de evitar que se propague el virus es extremando las medidas de cuidado y evitando las concentraciones de personas, algo que se vuelve cada vez más difícil entre los sub 50. Preocupan la mayor contagiosidad y mortalidad de las nuevas cepas que ya circulan de manera comunitaria en la Argentina.

“Las nuevas cepas se transmiten mucho más y tienen una mortalidad un 30% más alta que la cepa original, por eso es que se ven más casos de mortalidad en gente joven con respecto a agente grande que ya está vacunada en gran parte y que además se está cuidando”, advirtió Sued.

López coincidió en que tanto la cepa de Manaos, como la británica y la de Río de Janeiro son de alta transmisibilidad y advirtió que el grado de transmisión aumentada es de entre el 30% y el 90%. “La cepa de Manaos ha hecho una mutación que es la E484K que le permite evadir el sistema inmune, esto significa que se requiere mayor cantidad de anticuerpos para neutralizarla”, explicó el médico infectólogo y recordó que una vez que empiezan a circular tienen una muy alta difusión, como ocurrió en muchos países.

A diferencia de los mayores de 80, los contagios de los sub 50 vienen en aumento. En el total país, el mayor porcentaje de infectados corresponde al grupo etario de 30 a 39 años, con el 21,9%, pero apenas tres semanas atrás era del 21%. Le sigue el grupo de 20 a 29 que creció de 20% a 21% en un mes, y el grupo de 40 a 49 años, hoy en 18,6% del total país, pero hace cinco semanas atrás era del 18,1%.

No solo se trata de la población laboralmente ocupada sino también de la que más relajó los protocolos de cuidado. “Se ve demasiada gente en la calle, demasiados grupos, demasiada gente junta, muchos que no usan el barbijo; hay que tener un poco más de cuidado en estas situaciones”, indicó el presidente de la SADI.

Los datos sobre la mayor mortalidad de grupos etarios más jóvenes en otros países es hoy una preocupación en la Argentina, no solo por el estrés sobre el sistema de salud que generaría un brote mucho más agresivo sino también por el impacto que tendría sobre la economía, dado que se trata de la mayor fuerza productiva del país.

Qué recomiendan los especialistas para frenar la segunda ola

Para algunos especialistas la segunda ola ya llegó a la Argentina. Mientras el Gobierno prepara medidas más firmes para después de Semana Santa, por ahora las Pascuas se podrán celebrar sin grandes restricciones. El turismo interno cuidado es la gran apuesta de la administración de Fernández y lo que piden los sectores productivos. Sin embargo, el después es la gran incógnita.

Todos los especialistas coinciden en que la única manera de frenar de raíz la transmisión de las nuevas cepas es cerrar totalmente el país por entre diez y 15 días. El costo político y económico de esta decisión hace que extremar los cuidados sea casi la única alternativa mientras se avanza con la vacunación. Al mismo tiempo, recomiendan monitorear los resultados para evaluar si es necesario adoptar decisiones más extremas.

En cuanto a las formas de frenar la circulación comunitaria de las nuevas cepas Sued dijo que es una de las grandes dudas y de los miedos que existen actualmente. “Las ciudades que lograron frenarlas fue gracias a medidas muy estrictas de restricción, como Londres, que estuvo desde el 7 de enero cerrado, o como algunas zonas de Alemania”, detalló.

“Hay que chequear día a día si con las actividades de testeo, con la búsqueda de contactos, aislamientos de las personas sintomáticas y de sus contactos podemos lograrlo y sino, si esto sigue aumentando, habrá que tomar más medidas, pero la gente debe tomar conciencia de que esto es importante”, agregó.

López coincide en que para frenar el avance de las nuevas cepas solo hay dos maneras: aumentar el testeo y aislar a los enfermos que tienen clínica y a los contactos estrechos para evitar que siga circulando. Y como una tercera variable mencionó a la vacunación en forma intensa, comenzado por los grupos mayores.

Aliaga también es contundente en cuanto a la necesidad de un asilamiento estricto. “El período en que la persona contagia es de entre diez y 15 días. Si se pudiera aislar estrictamente a toda la población dos semanas, que nadie esté en contacto con otra persona con la que no convive, no hay más casos, porque las personas que estaban enfermas, o dejaron de contagiar o fallecieron y ya no contagia nadie”, señaló.

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