El Fondo Monetario Internacional (FMI) ratificó hoy que la Argentina quiere un programa para repagar su deuda de USD 45.000 millones en un plazo de 10 años, aclaró que no hay chances de hacerlo en un período mayor ni de reducir los costos del financiamiento.
El vocero del organismo, Gerry Rice, indicó en su habitual conferencia de prensa virtual desde Washington que el ministro Martín Guzmán “estuvo aquí esta semana, visitó al FMI con su equipo y hay conversaciones técnicas en curso”.
Su habitual retórica equilibrada no le impidió “pinchar los globos”, o fantasías de algunos funcionarios argentinos, sobre la posibilidad de reducir la tasa de interés que cobra el FMI o de ampliar los plazos de los programas del organismo más allá de los 10 años, para el caso argentino. Las reglas son las reglas, dijo Rice sin perder su sonrisa habitual, pese a las reiteradas protestas del Gobierno por el crédito extraordinario concedido en 2018 al país por más de USD 50.000 millones.
“La directora gerente Kristalina Georgieva describió la reunión con el ministro como muy buena y dijo que los equipos están trabajando para proteger a los más vulnerables y promover el crecimiento. Se sigue analizando la situación y el equipo del FMI a cargo de la Argentina sigue conversando con el equipo del país”, expresó. “Compartimos objetivos con las autoridades en cuanto a los retos que enfrenta el país. Necesitamos un conjunto de políticas para dar estabilidad y lograr un crecimiento económico sostenido, dirigido por el sector privado”, dijo Rice, reiterando el habitual diagnóstico del organismo sobre la Argentina.
En cuanto a la posibilidad de que se recorte el costo del financiamiento del país a través de un recorte en las tasas, aclaró: “No tengo información minuciosa sobre ese tema. Lo que han indicado las autoridades argentinas es que preferirían un Acuerdo de Facilidades Extendidas en respaldo de sus planes y los desembolsos que hagan bajo ese plan se repagan en un período de 4,5 a 10 años. Estas condiciones se aplican en forma uniforme, no solo para la Argentina”.
Respecto del uso de los DEGS para efectuar el repago de la deuda argentina, aclaró: “Nos encontramos en una etapa muy inicial, tuvimos esta semana la primera conversación con el directorio, pero no puedo especular sobre lo que un país u otro pueda hacer sobre este tema; si la asignación se aprueba, se hace en conformidad con la cuota del FMI”, que en el caso de la Argentina representaría unos 4300 millones de dólares.
Sobre la chance de que el plan tenga un plazo mayor a 10 años, fue tajante: “No hay ninguna conversación en este sentido”.
Más allá de la Argentina, sostuvo respecto de la ampliación de los DEGS que “una nueva asignación serviría para todos los países miembros; si se aprueba, una nueva asignación le daría más liquidez sin aumentar la deuda, permitiendo apoyar a los países para su recuperación y la vacunación. La última vez fue en 2009 y ayudó a que la economía se recuperara, propició la confianza y el crecimiento”.
Por otra parte, sostuvo que “las economías avanzadas y las emergentes más fuertes podrán ayudar a los países más complicados con los DEGs a voluntad; así ya se hizo durante la crisis con los recursos actuales. De este modo, se movilizaron 15 mil millones en DEGs para países más pobres”
“Estamos viendo una mejora en la economía mundial, pero hay demasiadas personas a la saga. Hay una divergencia en la recuperación global”, afirmó Rice, con saco y sin corbata, antes de anunciar que la semana próxima comenzará la reunión semianual del Fondo, por supuesto, en formato virtual.