Argentina: de la estupidez a la locura, las PASO y un ladrón sin brazos ni piernas. Por Jorge Grispo

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    Mientras parte de la sociedad cae en la desesperación, la clase dirigente discute una agenda muy distinta: la suspensión de las elecciones primarias.

    Ayer se publicó en INFOBAE una noticia que llamó poderosamente mi atención: un ladrón sin brazos ni piernas le quiso arrebatar la cartera a una señora en La Plata y terminó detenido.

    La noticia relata que el joven discapacitado de 18 años intentó despojar la cartera a una mujer, también discapacitada, la cual luego de ser empujada y en el suelo, forcejeo mediante, logró escapar, mientras las fuerzas de seguridad arrestaban al malhechor en su fútil ensayo de fuga.

    La crónica policial sigue con el relato del intento de escape y los problemas que tuvieron las fuerzas del orden en el arresto y posterior traslado del malhechor a consecuencia de su discapacidad.

    Lo que atrapó mi atención fue lo que va más allá de la crónica policial. El intento de robo sucedió en la ciudad de las diagonales, La Plata, pero se repite a lo largo y a lo ancho de nuestra nación.

    En la argentina modelo 2021, donde las cinco pandemias -salud, economía, educación, instituciones y seguridad- siguen causando estragos, ¿qué es lo que lleva a una persona discapacitada, sin pies ni manos, a intentar robar a otra discapacitada?

    Pueden ser muchas las respuestas, pero la primera que viene a mi mente es la desesperación.

    Quizás el caco encuentre un plato de comida, agua y un mejor acogimiento tras las rejas que el que él mismo se puede dar en su día a día vendiendo paquetes de pañuelos descartables bajo el calor del sol en una diagonal de La Plata.

    No lo sé. Pero es algo que debemos analizar para entender lo que nos está pasando, al mismo tiempo que nuestra clase dirigente discute una agenda muy distinta: la suspensión de las PASO.

    Esa dicotomía, en una nación que supera los dos millones “oficiales” de infectados, con más de 50.000 personas que dejaron el mundo antes de su tiempo a consecuencia del COVID-19, y la escasa cantidad de vacunas que estamos pudiendo conseguir, resulta insólita.

    Tan insólito como un ladrón sin manos ni pies.

    Y, precisamente, lo que lleva a un hombre discapacitado a intentar algo imposible es la falta de ideas claras en una nación enferma que desconoce y reniega de la pobreza, no por ausencia de reconocimiento, sino por la falta de soluciones en el tiempo que le brinden a ese ejército silente de carenciados un futuro mejor.

    Estamos en un año de elecciones donde la primera discusión importante es si se va a cumplir con la Ley o no, y tendremos las ya famosas PASO (Primarias, abiertas, simultáneas y obligatorias) o elecciones primarias como se suele llamar en los países del primer mundo.

    Las PASO fueron creadas en el 2009 con la firma de la entonces Presidenta Cristina Fernández de Kirchner y el acuerdo general de sus ministros.

    En la misma se definen básicamente qué partidos están habilitados para presentarse a las elecciones nacionales, que según la ley son aquellos que obtengan al menos el 1,5 % de los votos válidamente emitidos en el distrito de que se trate para la respectiva categoría.

    También quedará definida la lista que representará a cada partido político (interna abierta).

    El título de la ley resulta de por sí un tanto “pomposo” -Ley de democratización de la representación política, la transparencia y la equidad electora- pero nos da una idea acabada de lo que se legisló.

    La ley 26.571 está vigente y debe ser cumplida, como todas las demás leyes que integran el marco normativo de nuestra Nación. No debe ser una “opción” cumplir o no cumplir una ley vigente para acomodarla a las necesidades de los artistas de turno.

    El artículo 19 dispone, en su primera parte, que: “Todas las agrupaciones políticas procederán en forma obligatoria a seleccionar sus candidatos a cargos públicos electivos nacionales y de parlamentarios del Mercosur mediante elecciones primarias, en forma simultánea, en todo el territorio nacional, en un solo acto electivo, con voto secreto y obligatorio, aun en aquellos casos en que se presentare una sola lista”.

    También es importante señalar que es obligación del Poder Ejecutivo Nacional realizar la convocatoria a elecciones primarias con una antelación no menor a los noventa (90) días previos a su realización, conforme lo dispone expresamente el artículo 20.

    Agregando el texto legal: “Las elecciones previstas en el artículo anterior deben celebrarse el segundo domingo de agosto del año en que se celebren las elecciones generales previstas en el artículo 53 del Código Electoral Nacional”.

    El chiquitaje de los relatos salvajes de la política son un intento más de modificar las reglas de juego, lo que nos empuja aún más en la debacle nacional y popular que estamos padeciendo.

    La discusión y debate que se da a consecuencia de la necesidad de “acomodar” las leyes vigentes a las necesidades de la política constituyen un mal ejemplo, tanto que termina agrandando esa sensación de que solo los estúpidos cumplen con la ley.

    Umberto Eco (1932- 2016) fue un semiólogo, filósofo y escritor italiano, autor de numerosos ensayos sobre semiótica, estética, lingüística y filosofía, así como de varias novelas, nos dejó como obra póstuma “De la estupidez a la locura”, una selección personal de sus artículos publicados en la prensa, a lo largo de 15 años.

    En el capítulo que da título al libro, Eco afirma con fina mordacidad que ahora nadie pretende, como quería Platón, que los Estados sean gobernados por filósofos, pero no estaría mal que estuvieran en manos de personas con las ideas claras.

    Cumplir la ley no es una opción que se pueda acomodar según las circunstancias, es una obligación.

    Es hora de que todos empecemos a hacerlo.

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