Una familia porteña –compuesta por tres adultos y dos menores– manifestó su malestar por el excesivo monto que tuvo que abonar para cenar. Ocurrió en la localidad de Huerta Grande
Así como el verano pasado la gente se sorprendió por los $3.500 que tuvieron que pagar unos amigos en Villa Carlos Paz para degustar una picada, la provincia de Córdoba vuelve a estar en el centro de la polémica a raíz de otro “ticketazo” que recibió una familia porteña por una parrillada.
“Hola gente linda: aquí comparto algo que me sucedió hoy por la noche. Fui a cenar a Fogón Criollo y esta es la cuenta que aboné. La comparto para que piensen antes de ir hasta este lugar ¡Te cobran casi hasta por respirar! Éramos tres adultos dos menores. $8720. Y encima la cuenta es incorrecta…”, señaló Andrea Arrozpide, la denunciante del episodio.
La mujer, que se encontraba de vacaciones junto a su marido, su madre y sus dos hijos, decidió ir a una reconocida parrilla de la zona de Huerta Grande para probar el típico cabrito cordobés, sin advertir que la comida les caería realmente mal. No por la mala calidad de la carne sino por la abultada cifra que tuvieron que pagar.
La turista, que reside en el barrio porteño de Palermo, no solo denunció que “abusaron” del precio de la cena sino que además le incluyeron hasta el hielo para enfriar las bebidas, que costó $80.
Enfurecida por lo sucedido, Andrea optó por subir la factura a las redes sociales donde figuraba el detalle de lo que había abonado por cada plato: $710 los ñoquis de manteca, $2.200 el asado, $480 una ensalada mixta, $330 las empanadas de carne, $3.650 el cabrito cordobés, $160 la gaseosa, $620 un vino, $190 una soda y $80 el hielo.
Pero eso no es todo: la turista relató otras situaciones que le parecieron extrañas en lo que respecta al trato de los mozos. “Mientras estacionábamos y los nenes ya estaban en la mesa les dieron una gaseosa y empanadas”, se quejó de la atención al ser entrevistada por el sitio web La Estafeta Online.
“Cuando nos sentamos ya teníamos eso puesto en la mesa. El problema fue la cantidad y la calidad ¡Las porciones eran mínimas y recalentadas! Nos trajeron todo junto en la misma parrillita y se notaba que era carne a la que le habían dado una segunda oportunidad”, se indignó mujer.
Luego, admitió que pidieron una ensalada para acompañar la carne sin consultar el precio en la carta y que le cobraron $200 de más para ponerle la manteca a la pasta. “Nosotros pagamos y dejamos propina porque es lo que corresponde, pero no está bueno. Siempre venimos de vacaciones a Córdoba porque nos encanta, pero se aprovecharon de la situación”, aseveró la mujer.
El sitio web donde esta familia contó su experiencia llegó hasta la parrilla en cuestión y los responsables negaron la situación: aseguraron que la cuenta publicada y la letra que allí figuraba no era de ninguno de los que atienden el restaurante.