“Cristina usurpó la justicia”, por Alfredo Leuco

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    La doctora Elisa Carrió lo dijo con toda contundencia: “La Cristina constituyente que yo conocí, murió hace mucho. Solo queda la acusada que modifica instituciones para quedar absuelta”.

    Y cargó contra Carlos Beraldi:“ “Recibe millones de honorarios de dinero sucio robado al Estado y define un Procurador a término y con mayoría absoluta a gusto de su defendida”.

    El diputado Juan Manuel López, dijo que Cristina quiere meter presa a Carrió “en venganza por el valor de haberla denunciado cuando nadie se animaba. Es el odio de no poder reconocerse ladrona”. Y en su tweet puso las siglas de los medios de comunicación ultra K y los de Cristóbal López.

    Es que la justicia argentina está a punto de quedar en manos de Cristina y perder hasta la última gota de independencia. Cristina está muy cerca de lograr su máximo objetivo y poner a los tribunales al servicio de su impunidad y de la venganza contra magistrados y periodistas independientes.

    A cada rato, recibe las mejores noticias para que pueda zafar de todos las causas que tiene elevada a juicio oral por el plan sistemático de corrupción de estado más grande de la historia democrática de nuestro país y que ella lideró.

    Por cierto que esa auto amnistía e indulto encubierto involucra también a sus hijos y al cártel de los Pingüinos ladrones de los dineros del pueblo.

    Como no podía ser de otra manera, las recomendaciones de la Comisión Beraldi fueron todas las exigencias de Cristina. Para eso pusieron de presidente de ese organismo al mismísimo abogado de ella, el doctor Carlos Beraldi.

    Una vergüenza antidemocrática por donde se la mire. Se lo digo de otra manera: el abogado que defiende a Cristina de las causas por la mega corrupción de estado fue el presidente de la comisión de juristas que recomendó al presidente Fernández las modificaciones a la justicia.

    ¿Qué otra cosa podía ocurrir? Beraldi actuó como lo que es: el abogado de Cristina. No le tembló el pulso ni se le cayó la cara de vergüenza para apoyar la reducción de la mayoría calificada necesaria en el Senado para designar y destituir al nuevo Procurador General de la Nación.

    Ni siquiera lo disimularon. Es lo mismo que Cristina y su mayordomo Parrilli están empujando en la cámara alta. Se lo explico de la manera más sencilla y didáctica posible para que se entienda la gravedad del asunto.

    El cargo de jefe de todos los fiscales siempre fue muy importante, pero ahora, con el nuevo sistema acusatorio, pasó a ser casi más importante que un miembro de la Corte Suprema. El Procurador que elija Cristina va a tener la llave para abrir o cerrar todas las causas. Por eso Cristina quiere elegir a su propio procurador.

    Quiere un fanático y un cruzado que no tenga escrúpulos y le deje su prontuario limpio y que dinamite todos los juicios que Cristina tiene. Esta es la gravedad.

    El próximo jefe de todos los fiscales que elegirá Cristina quedará grabado en la historia como el jefe de la impunidad para la reina, el príncipe heredero y toda la caterva de ladrones que saquearon al estado nacional. Pero esto no es todo.

    Como solamente van a necesitar 37 votos, ese fiscal va a ser rehén de Cristina. Lo van a designar con 37 votos y lo van a destituir al toque, si no cumple al pie de la letra lo que Cristina quiere. ¿Se entiende?

    Van a poner a un fiscal con la camiseta de Cristina puesta hasta en la ducha pero por las dudas, lo dejan con una pistola en la cabeza o en la situación de rehén porque con los votos que lo consagran, también lo pueden tirar por la ventana cuando quieran.

    Cristina brinda con champagne. Los más grandes ladrones de fortunas del estado, están saltando en una pata. Por ahora han tenido la prudencia de no salir en caravana a gritar “Gracias Beraldi” o “Gracias Alberto”.

    El tema procurador, ya está resuelto. Solo faltan detalles por más que la oposición grite, patalee y vote en contra. Ya está. Cristina ganó. Se salió con la suya y le pegó el tiro de gracia a la justicia independiente.

    Pero eso no es todo. El plan de copamiento de la justicia es más completo. La Corte Suprema, en principio, va a quedar como está en la cantidad de miembros. Total, muchos problemas no le producen a Cristina.

    Callan mucho y otorgan mucho más. La mayoría peronista de la Corte está casi domesticada. Pero por las dudas, la comisión Beraldi recomienda que se integre un nuevo tribunal intermedio, apenas por debajo de la Corte.

    Allí irán a parar todos los recursos que presentó Cristina y todos los delincuentes de estado. Y en ese tribunal intermedio se consolidará para siempre, el monumento a la Cristina revolucionaria, humilde, honrada y defensora de los pobres.

    Por ahora esa especie de Corte bis no tiene nombre. Propongo que se llame Corte K o Corte Beraldi. ¿Qué les parece? Pero la ofensiva final contra los tribunales tiene varios caminos más.

    Ya se sabe, volvieron mejores, significa que primero van por la justicia y después por los medios de comunicación y finalmente se quedan con todo para siempre. Ese es el proyecto que los mueve. Chavismo santacruceño explícito.

    La Oficina Anticorrupción que ya fue vaciada en sus contenidos por el militante Felix Crous, será reubicada en el organigrama de gobierno y colocada casi en estado de extinción.

    Como puede verse, el kirchnerismo en su historia siempre destruyó todos los organismos de control de ética y transparencia. Y esta vez está haciendo lo mismo. Néstor antes y Cristina ahora, siempre quisieron controlar todo y que nadie los controle a ellos.

    De allí viene su odio a los jueces y a los periodistas que no se alquilan ni se venden. Pero como si todo esto fuera poco, están a punto de cometer un crimen de lesa indignidad.

    La sala 1 de la Cámara Federal de Casación Penal, conocida como la sala K, está a punto de declarar que los testimonios de los arrepentidos fueron inconstitucionales. Una locura. Es como prenderle fuego al Código Penal y a la Constitución Nacional.

    Son testigos que fueron cómplices de la corrupción, arriesgaron su vida para declarar la verdad y permitir el esclarecimiento de la cleptocracia del kirchnerismo. Aportaron datos, cifras, planillas, horarios, teléfonos y la gran mayoría fueron comprobados rigurosamente.

    La orden de Cristina es tirar eso a la basura de la historia y fingir que nunca existieron. Gente de su gran confianza durante años como el contador de la familia, Víctor Manzanares o Claudio Uberti, jefe de la embajada paralela de los negocios sucios con la Venezuela de Chávez van a quedar a merced de la venganza K.

    Típico de la mafia. Porque ellos contaron con lujo de detalles como funcionaba el mecanismo que enriqueció a toda la familia Kirchner y a gran parte de los ministros y colaboradores. Los sobreprecios escandalosos en la obra pública, las coimas o el retorno que se pagaba en efectivo.

    Los retiraba Roberto Baratta en el remise y dejaba los bolsos repletos de dólares sucios en manos de los secretarios personales de Cristina y Néstor. Ese acto pornográfico se hacía en el actual departamento en el que vive Cristina donde los recibía Daniel Muñoz y en la casa de la madre de Néstor en Río Gallegos, y Fabián Gutiérrez era el encargado de esconderlos.

    Ambos se quedaron con vueltos gigantescos y murieron millonarios. Y no hay impuesto a la riqueza que valga. Un gobierno democrático de verdad, debería establecer una suerte de impuesto a la corrupción.

    Promover la extinción de dominio y recuperar esas fortunas que son de los argentinos y que se robaron, hasta ahora, impunemente. Ellos dijeron que venía a distribuir la riqueza y cumplieron: la distribuyeron entre ellos.

    Por supuesto que bajar la mayoría agravada para elegir al nuevo procurador es claramente inconstitucional. El objetivo es quitarle todo tipo de independencia. Eso está claro. Pero los Kirchner nunca le dieron demasiada bola a los fallos de la Corte.

    Se cansaron de incumplirlos en Santa Cruz. Y nunca les pasó nada. Casi que ni siquiera pagaron costo político por eso. Y como si esto fuera poco, la Comisión Beraldi de Kirchner también impulsa aumentar los miembros del Consejo de la Magistratura para conseguir una mayoría automática.

    Desde allí van a monitorear el comportamiento de todos los jueces. Y habrá premios y castigos. Ascensos y destituciones. A los amigos, todo, y a los enemigos, ni justicia. No sé si le suena. Que suenen las alarmas institucionales.

    La República acaba de ser violada una vez más. Eso es violencia política e intolerancia. Un nuevo régimen se está consolidando en la Argentina a la vista de todos.

    Algunos lo llaman cristinato. Otros, le dicen monarquía absolutista. Hay quienes lo definen como tiranía ladri progresista. Nadie sabe el nombre exacto. De lo único que estamos seguros es que no es una democracia plena. Esperemos que no sea una democradura. De nosotros depende.

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