Triunfazo de Argentina por el trabajo colectivo y por los goles de Lautaro Martínez y Joaquín Correa. Así, dio vuelta a Bolivia, ganó después de 15 años en La Paz y es líder de las Eliminatorias.
Con autoridad y personalidad. Con presencia y jerarquía. De menor a mayor. La Selección se plantó en La Paz, dio vuelta el resultado, enterró las dudas iniciales y se trae un triunfazo de los 3.640 metros sobre el nivel del mar por los goles de Lautaro Martínez y Joaquín Correa para un 2-1 que deja a la Argentina como líder de las Eliminatorias rumbo a Qatar 2022.
Quince años debieron pasar para otra victoria en un terreno siempre inhóspito para el seleccionado y esos abrazos emocionado al final, en un cierre caliente por la bronca de algunos locales, encontró a un Lionel Messi exhausto y feliz. Rodeado de los Correa y Martínez, de los Montiel, Palacios y Martínez Quarta, de los Guido Rodríguez y Nico Domínguez, de los Facundo Medina. La renovación en su máxima expresión.
A la Selección le llevó poco menos de media hora, algunas dudas de Armani y la defensa y un cabezazo de Moreno Martins (el del 1-0) para acomodarse y reflejar las notorias diferencias de categoría entre un equipo y otro. La paciencia fue una aliada en la búsqueda de circuitos que pudieran hacer correar la pelota y generar espacios. Y el pase al compañero, como el de Messi a Paredes para ese derechazo del 5 del PSG que sacudió un palo. Fue el preludio del empate de Lautaro Martínez, gol de goleador tozudo y de carambola.
Con autoridad y personalidad. Con presencia y jerarquía. De menor a mayor. La Selección se plantó en La Paz, dio vuelta el resultado, enterró las dudas iniciales y se trae un triunfazo de los 3.640 metros sobre el nivel del mar por los goles de Lautaro Martínez y Joaquín Correa para un 2-1 que deja a la Argentina como líder de las Eliminatorias rumbo a Qatar 2022.
Quince años debieron pasar para otra victoria en un terreno siempre inhóspito para el seleccionado y esos abrazos emocionado al final, en un cierre caliente por la bronca de algunos locales, encontró a un Lionel Messi exhausto y feliz. Rodeado de los Correa y Martínez, de los Montiel, Palacios y Martínez Quarta, de los Guido Rodríguez y Nico Domínguez, de los Facundo Medina. La renovación en su máxima expresión.
A la Selección le llevó poco menos de media hora, algunas dudas de Armani y la defensa y un cabezazo de Moreno Martins (el del 1-0) para acomodarse y reflejar las notorias diferencias de categoría entre un equipo y otro. La paciencia fue una aliada en la búsqueda de circuitos que pudieran hacer correar la pelota y generar espacios. Y el pase al compañero, como el de Messi a Paredes para ese derechazo del 5 del PSG que sacudió un palo. Fue el preludio del empate de Lautaro Martínez, gol de goleador tozudo y de carambola.
Si el primer tiempo se cerró con el empate, la parte final fue un dominio muchas veces intangible de Argentina. Un dominio estratégico, puntual y también punzante. Porque antes del zurdazo artero de Joaquín Correa para el 2-1, hubo un atajadón de Lampe a Lautaro, un remate franco pero alto de Palacios y un tiro libre de Messi que no pasó por abajo de la barrera como amenazas concretas.
Puntazo para Scaloni, claro que sí. Por la estrategia previa de llegar dos días antes, por la inclusión de Palacios (sin minutos en Alemania) por Acuña y por los cambios para oxigenar al equipo (Correa, Nicolás Domínguez y Guido Rodríguez por Ocampos, De Paul y Paredes).
La última jugada, con Montiel sosteniendo la pelota en ataque es la demostración cabal de cómo quiso y se plantó Argentina en la siempre temida La Paz. Así se plantó y así cosechó una victoria que debería ser la plataforma de lanzamiento de una idea definida.