Todo este delirio sirvió para empezar a vislumbrar como formaría el equipo opositor.
Cumplimos con el penoso deber de informar a la población que el miércoles pasado, a la tardecita, el querido Alberto de los Miércoles pasó a la inmortalidad.
Bastó una decisión equivocada, una traición insospechada y un discurso malogrado para provocar una fatal distracción en el camino, truncando así una vida llena de ilusiones.
Con él, partieron los anhelos de consensos, diálogos y acuerdos. Ya nada será igual. Vamos a extrañar a ese Alberto que cada miércoles desmentía las barbaridades que decía el Alberto de los lunes, o el de los viernes, inclusive el de los martes.
Llevamos en nuestros oídos la más maravillosa música que es la voz del albertismo de los miércoles transmitiendo moderación, progresismo, modernidad, diálogo, estado de derecho, en fin, todas esas cosas de las que carece el kirchnerismo y que él aportaba desinteresadamente. Como político, como docente y sobre todo como vendedor de autos usados, el Alberto de los Miércoles siempre intentó convencernos de que estaba allí para defender los principios republicanos.
Ahora muchos se sentirán desprotegidos frente al Alberto de los Jueves, el que reivindica a Chávez. O el de los martes, que definió el Memorándum con Irán como un intento de encontrar una solución, desmintiendo al inolvidable Alberto de los Miércoles que lo había denunciado como un plan presidencial de encubrimiento.
Se nos fue uno de las figuras más promisorias de nuestra democracia. Sus últimas palabras fueron: “Cuando llegamos con Néstor”.
Lo acompañaron hasta su morada final aquellos amigos de la política con los que forjó sus más profundas e inalterables convicciones, tanto los del menemismo como los del cavallismo, los del kircherismo primera temporada, los del massismo, los del randazzismo y los del kirchnerismo segunda temporada.
Como homenaje póstumo, la TV pública ha preparando un especial sobre la vida y obra del Alberto de los Miércoles. Lo emiten el jueves.
Dios reciba en sus brazos a un mártir del diálogo y la moderación. Este viejo adversario despide a un amigo.
Cumplido con el momento emotivo, lamentablemente hay que decir que a esta dolorosa noticia se le suma otro episodio que afecta a la convivencia política: Sergio Massa fue hisopado y dio positivo. Tiene kirchnerismo. Y como se pudo apreciar en la última sesión de Diputados, no es asintomático.
El creador de la famosa frase “voy a barrer a los ñoquis de La Cámpora” deberá mantenerse aislado, uno o dos años. Se ve que Máximo, cuando le transmite las órdenes de la madre, no usa barbijo.
Dejemos atrás las malas noticias, y vayamos a las buenas.
Lo primero es llevar tranquilidad a los ciudadanos. La intempestiva decisión presidencial de sacarle a la Ciudad de Buenos Aires el 50% de los recursos destinados a seguridad, parece grave pero no es para tanto.
Con la cantidad de empresas que se están yendo del país y la avalancha de gente que quiere emigrar, es evidente que a la ciudad le van a sobrar policías, patrulleros, pistolas, municiones, comisarías, esposas, etc. Sin dudas, ahora el delito va a bajar porque habrá mucho menos gente para chorear.
Además, si dejamos de lado la traición y la confrontación institucional que implica la medida, también podemos pensar que esto ayuda a mitigar angustias. Si Alberto, que vive en Puerto Madero, dijo sentir culpa por lo bella que está Buenos Aires imaginate la culpa que deben sentir Espinoza, Magario y los demás intendentes de esa catástrofe humanitaria llamada La Matanza. Gobernaron ese distrito ininterrumpidamente desde 1983 y todavía faltan cloacas y agua potable por todos lados. No hay psicólogo que los pueda ayudar.
También lo podemos ver como un acto de justicia. Los porteños tenemos que pagar el daño que Maria Eugenia Vidal, nacida y criada en Flores, le hizo a ese pujante territorio bonaerense que con tanto esfuerzo construyeron Cafiero, Duhalde, Ruckauf, Sola y Scioli entre 1987 y 2015. Son 28 años tirados a la basura por una irresponsable. Por suerte ahora está Kicillof para devolverle a la provincia todo su esplendor.
El otro aspecto positivo de todo este delirio es que sirvió para empezar a vislumbrar como formaría el equipo opositor.
Un rasgo de madurez es asumir las limitaciones. Es evidente que quienes apuestan a una sociedad más democrática y moderna no tienen en la Argentina un estadista sólido para defenderse del autoritarismo y el atraso. Acá no hay Obamas ni Trudeaus ni Merkels ni siquiera tenemos a mano un simple presidente uruguayo que pueda venir a préstamo desde Montevideo.
Hay que arreglarse con los jugadores del fútbol local. Sin embargo, he aquí la buena nueva: apareció Larreta. Se plantó. Pepe Larreta, el único guapo en camiseta.
No está tan mal. Al fin y al cabo, la última vez que hubo que defender la República lo tuvieron que hacer con Macri jugando de 10.
A priori, se podría pensar en un equipo que juega con Santilli desbordando por afuera y Larreta entrando por el medio, confiando en que aparezca el juego elegante de Vidal y Lousteau en mitad de cancha. A Lousteau hay que cambiarle urgente el representante porque con Nosiglia al lado se le va a arruinar la carrera. Vidal puede pasar al ataque y dejar que Larreta se tire más atrás. Habrá que ver.
Los volantes de marca pueden ser Cornejo y Negri. Y en el fondo, como marcador central va Pichetto. Es un poco lenteja por la edad, pero tiene experiencia. Y si te agarra te pega un hachazo que madre mía. ¿Será el Ruggeri del equipo? Es un planteo táctico posible. Para entrar en el segundo tiempo y jugar unos minutos también está Lilita que corre poco pero lee los partidos como nadie.
Y al arco va Macri. Así compensa evitando en el arco propio todos los goles que se comió en el arco ajeno. Cuatro años tirándola arriba del travesaño. Mamita.
Por eso la Reina del Conurbano, con sede en el Palacio de Recoleta, ha vuelto a ser la dueña del país. Y lo demostró el miércoles llevando de las orejas a todo el gobierno hacia un lugar suficientemente decadente y hostil como para frenar esta nota acá mismo y suavizar el presente pasando a modo comedia del cine nacional. Como decimos siempre, amigo lector, cada vez que aparece Alberto Fernández todos pensamos en Rolo Puente, ¿ok?
Vemos a Rolo entrando al Instituto Patria. Lo recibe un granadero con el que Rolo está cerrando una operación (ponemos granaderos en el Patria para ir ganando tiempo). “…Confiá en mi pibe, motor 1.8 turbo con 150.000 kilómetros pero te juro que está como nuevo. Me das dos gambas en la mano y el resto me lo pagas como puedas, si querés tirame unos cheques…”.
De pronto se escucha un grito que viene desde el despacho principal: “¡¡Roloooo, vení yaaa!!”. Vemos a Moria vestida de vedette con todas las plumas. “Esta semana fue el dia del Montonero y hay fiestita de cumpleaños, es un plomazo lleno de jovatos pero tengo que ir, me estoy probando el vestido, lo usé en el Maipo en el 79 mientras estos boludos hacían la contraofensiva montonera… espero que no hayan invitado a la banda de Massera con la que se reunían en Paris, Jaaa!!… Atrás vemos a Kicillof (es Guido Kaczka), a Larroque (Ricardo Bauleo) y a Berni (Victor Bo). Están practicando una coreo.
Moria se maquilla: “Corazón, ya me lo liquidaste a Larreta?? Rolo asiente y piensa. Mira por la ventana al granadero que se sube al Ford Sierra. Suena la voz de Alberto Cortez “…cuando un amigo se va queda un espacio vacío” (continuará…)