Con los 9.309 casos de coronavirus de este lunes Argentina se metió finalmente de lleno entre los diez países con más contagios del mundo. Pasó a Chile, justo un día después del cruce inesperado entre el presidente Alberto Fernández con el ministro de Salud de ese país, Enrique Paris. Fue similar al que había tenido en mayo con Suecia.
Cuando parecía que los cortocircuitos diplomáticos por la pandemia ya no volverían a ocurrir, se repitió el patrón de las comparaciones sensibles, para mostrar virtudes propias en función de debilidades ajenas. Chile, cabe aclarar, es otro país cuya población no es comparable con la de Argentina. Tiene menos de la mitad de gente.
Los casos se dispararon allí en julio y su sistema sanitario no dio abasto. No tienen tantos muertos como en Colombia y Perú, pero suman más de 11.000. El hecho de que ya haya llegado al pico de contagios hace que ahora Argentina, que aún no alcanzó esa instancia, lo haya sobrepasado.
Ahora, nuestro país se aproxima a España. Al ritmo actual de acumulación de casos diarios, es probable que en diez días lo alcance. Allí hubo más de 29 mil muertos. Argentina hoy registra algo más de 8.600. Y la incógnita aún es a cuánto llegará esta cifra a partir de la incesante acumulación de contagios diarios en el AMBA y, ahora también, en el Interior.
Néstor Barraza, profesor de estadística de la Universidad de Tres de Febrero, junto a su equipo de la facultad, elaboró el índice MTBD (Mean Time Between Deaths), un algoritmo que permite ver cada cuánto tiempo hay un muerto de coronavirus en el país y en el mundo. En Argentina, hoy arroja un deceso cada 6 minutos y medio. En la primera semana de agosto había una muerte cada 12 minutos.
Sobre este dato se pueden sacar dos conclusiones. La primera y más evidente es que durante este último mes hubo una fuerte aceleración de las muertes por Covid. La segunda es que el índice de letalidad (que con certeza habrá que revisar al final de la pandemia) está cada vez más alto. Llegó a ubicarse por debajo de 1,90 en su mejor momento y hoy está llegando a 2,1.
La aceleración de las muertes en el país desde el 10 de agosto se dio a razón de un segundo cada dos o tres días. El algoritmo no hace una división simple de la cantidad de muertes en un lapso determinado, sino que se basa en lo que se conoce como proceso estocástico: estudia cómo varían las probabilidades en función del tiempo. “Cuanto menos tiempo pasa entre una muerte y otra, más probabilidad hay de que se produzca una nueva”, explica Barraza.
La incógnita que persiste es hasta dónde treparán las muertes a partir de este incremento cotidiano de casos, que continuaría al menos hasta mediados de septiembre. Para tener una pista se puede revisar cuál fue el grado máximo de aceleración en los países que ya llegaron al pico.
Argentina comparte el top 10 del ránking de casos de coronavirus, además de con Brasil, con otros dos países sudamericanos: Perú y Colombia. El primero llegó al pico con un muerto cada tres minutos, mientras que Colombia aún no sobrepasó lo peor de su pandemia y ya se encuentra en ese mismo promedio.
China, país de origen de la pandemia, en su momento más crítico tuvo un muerto cada 7 minutos; Suecia, uno cada 10; y Chile, uno cada 5. Otros ejemplos: Alemania tuvo una víctima cada 4 minutos y 20 segundos, mientras Canadá alcanzó una velocidad de 5 minutos y medio.
¿De qué depende la velocidad de las muertes? Principalmente, de tres elementos: el primero, la cantidad de infectados; el segundo, la vulnerabilidad de los infectados; el tercero, la capacidad de respuesta del sistema sanitario. Según Barraza, “cuanto mayor es la velocidad (menor tiempo entre muertes) es un signo de que está desbordado el sistema de salud”.
Los tres países que alcanzaron la mayor velocidad de muertes en el mundo fueron Estados Unidos, con un deceso cada 21 segundos; Francia, con uno cada 50 segundos; y Gran Bretaña, con uno cada 57 segundos. En Brasil llegó a haber casi un muerto por minuto y en Italia, cada minuto y 10 segundos.
La cantidad de casos en Argentina por ahora seguirá creciendo hasta que se llegue al pico, con el impulso del Conurbano y una Ciudad que le reza a la curva para que se mantenga a raya. Sin embargo, una vez que se sobrepase lo peor de la crisis y los contagios empiecen a bajar, recién entonces sobrevendrá el pico de muertes, entre 15 y 20 días después.