Los últimos en llegar suelen ser, también, los últimos en irse. No siempre, pero pasa. Argentina estará entre los últimos países del mundo en llegar al pico de la curva de coronavirus. La cuarentena temprana, instaurada el 20 de marzo, aunque en parte ya no exista, seguirá por ahora hasta el 20 de septiembre. Es una una de las causas del comportamiento de la pandemia local.
En la recta final, ese dique de contención ha cedido al punto de que Argentina sobrepasó, uno tras otro y en un tiempo relativamente breve, a países que parecían inalcanzables: Francia, Italia, Alemania, Suecia, Canadá y Gran Bretaña han quedado atrás. Ahora, ha pegado el último salto para quedar a un paso de Chile y arrebatarle el décimo lugar en la lista de naciones con más casos de coronavirus: 409.974 contra 408.426.
En vez de vaciar el frasco de golpe, Argentina lo ha hecho a cuentagotas. Pero a esta altura de la curva, la lógica exponencial hace que las gotas caigan y se acumulen cada vez más rápido. Sobre todo en el GBA, que no sólo se ha vuelto el factótum de la curva argentina, sino uno de los territorios que impulsa la curva mundial.
Si fuera posible imaginar una curva global del coronavirus, hoy los únicos motores que la siguen eyectando hacia arriba son cinco países: Estados Unidos, Brasil, India, Colombia y Argentina. Ninguno llegó al pico. Obviamente, la cantidad de casos en Estados Unidos, Brasil e India son superiores, porque sus poblaciones lo son.
Estados Unidos tiene ocho veces la población argentina, pero sólo cinco veces más casos diarios. India es ahora el país del mundo con más contagios cada 24 horas (sumó 79 mil este domingo), pero tiene cuatro veces la población de Estados Unidos.
Por cantidad de habitantes, Argentina es actualmente el país del mundo con más casos nuevos de coronavirus. Esa lógica exponencial de la curva y la cuarentena han hecho que la “explosión” del Covid se manifieste de forma tardía en nuestro país, cuando la mayoría de las naciones atiende rebrotes en medio de nuevas normalidades.
Esta situación continuaría, según las previsiones, hasta mediados de septiembre, para cuando -superados los 400 mil casos en la provincia de Buenos Aires- el distrito gobernado por Axel Kicillof finalmente llegue al pico.
En este tránsito sigue preocupando la capacidad hospitalaria, no sólo del GBA, sino también de algunas provincias en las que los casos se disparan. La suma de contagios diarios en Córdoba, Santa Fe, Jujuy y Mendoza ya equivale a los de la Ciudad. Si bien no son determinantes en el armado de la curva nacional, la disponibilidad sanitaria en el Interior es menos robusta que en el AMBA.
La cuarentena en el el área metropolitana ya no es lo que fue. El efecto estiramiento de la curva ha sido posible gracias a aquellos “días de gloria” del confinamiento (de mayo a junio). Este último tramo sin fin busca tapar los últimos chorros de agua para que el barco no naufrague antes de amarrar.
La cuarentena, en cambio, vuelve a ser determinante en el “paraíso perdido”, aquellos lugares del Interior antes envidiados que hoy han entrado en emergencia. El objetivo allí es contener la circulación comunitaria del coronavirus.
En esta fase final de la primera etapa de la pandemia, tras ingresar en el top 10 del mundo -lo que inevitablemente ocurrirá este lunes-, es probable que Argentina sobrepase en pocos días a España, para quedar novena. Y que la curva nacional recién se estabilice cuando el número de registros se acerque a los de Colombia, que hoy está séptimo en el mundo.
Es curioso cómo en esta pandemia todo se trata de tiempo. Las situaciones de Colombia y Argentina eran muy similares durante los primeros dos meses del Covid en Latinoamérica. Luego las curvas comenzaron a divorciarse: en Colombia creció mucho más rápido la cantidad de contagios y esto se tradujo prematuramente en más muertes. Cada país ha hecho su recorrido (tienen una cantidad similar de habitantes) y en el epílogo de la crisis se volverán a juntar.
Colombia supera hoy los 19 mil muertos, más del doble que Argentina. La incógnita todavía es cuánto se acercará nuestro país a esa cifra en el final del tortuoso camino. Y si a la postre la cuarentena más larga del mundo, como premio, logrará conservar la relativamente baja tasa de letalidad que aún ostenta hoy entre los 5 países que disparan la curva global.