El mundo de los negocios, está siempre atento a ideas innovadoras. Hace más de 12 años, el español Mauricio Kalinov, decidió incursionar en el negocio de los ataúdes ecológicos y creó Restbox. Después de varios años, lo trajo a la Argentina y hoy la empresa es liderada por Alejandro Faks, quien es además, presidente de RPI un parque industrial Pyme, dentro del complejo de Pilar. Con el desembarco de la pandemia, volvió a tener proyección internacional y busca exportar franquicias.
La idea que tratan de imponer es un ataúd de cartón coarrugado especial. Faks explicó a BAE Negocios: “Es un cartón con cinco capas, más resistente que la madera, pero de rápida degradación y no contamina. El cuerpo también se va a degradar, por más que el ataúd fuera hermético, hay microorganismos que degradan el cuerpo, si no hay que embalsamarlo”. Terceriza la fabricación en la corrugadora Argenpack, que tiene capacidad para hacer 10.0000 al día.
El argumento del impulsor de Restbox puede resultar convincente, el problema es que a la hora de despedir a una persona querida y atravesar uno de los momentos más dolores, los argentinos no están preparados para pensar en la ecología. Quizás por eso, si bien tienen acuerdos con casas de sepelios de todo el país, la venta que en 2018 y 2019 promedió los 2.000 ataúdes mensuales, no varió en medio de una pandemia.
No se vende directo al público. “El valor es cuatro veces menos que lo que cuesta el cajón de madera más económico. Sirve para cremar, para inhumar o para utilizarlo dentro de un ataúd de madera, ya que a la hora de velar el cuerpo, nadie se daría cuenta. Es un tema cultural, pero no tiene sentido cremar en un ataúd de madera. Además, se sabe que te dicen que lo cremaron y lo reciclaron y revendieron. Jamás te vas a enterar. Hay un gran comercio con los ataúdes de madera”, contó Faks.