“De Carrió a Rafecas”, por Alfredo Leuco

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    Ayer, el doctor Daniel Sabsay fue muy contundente en estos micrófonos. Como es un ciudadano independiente que no responde a instrucciones ni a disciplinas partidarias, Sabsay dijo que Elisa Carrió cometía una equivocación al reclamar que la oposición votara a Daniel Rafecas.

    Quien es, tal vez, el constitucionalista más importante de la Argentina, no solamente criticó el fondo de la propuesta de Carrió. También lo hizo con la forma.

    Dijo que un comunicado unilateral de la Coalición Cívica llamando a votar a Rafecas ponía en riesgo la cohesión del frente opositor que hoy necesita estar más unido que nunca para enfrentar a un gobierno que es “una locomotora que no deja ninguna institución en pie.”

    Cito lo que Sabsay dijo en este programa porque estoy totalmente de acuerdo con su pensamiento. No hay ningún motivo para votar a Daniel Rafecas y convertirlo eternamente en el jefe de todos los fiscales. Sería casi un suicidio político de la oposición que pagaría un alto costo frente a sus seguidores.

    Sería como bajar una bandera muy importante. Por eso hay tanto debate puertas adentro de Juntos por el Cambio. Sabsay dijo que se opone a la candidatura de Rafefas porque “no hizo para nada honor a su cargo”.

    Recordó los mensajitos que intercambió con el abogado de Amado Boudou mientras tenía en sus manos una causa grave en su contra. Por ese motivo, los superiores, lo desplazaron de ese expediente porque se afectó su imparcialidad y fue sancionado por el tribunal de disciplina del Colegio de Abogados de la Capital Federal.

    Fue una inconducta inadmisible para un funcionario que aspira a una alta magistratura. Sabsay, también dijo que no hay que olvidar que Rafecas “cometió actos lastimosos cuando rifó, no hay otra palabra, rifó la denuncia del fiscal Nisman sin considerar necesario, por lo menos, tomar alguna medida de prueba”.

    Es incomprensible la postura de Elisa Carrió. Sabsay dijo que admira a Carrió y que tiene una excelente relación con ella pero que, tal vez, “tiene algunos problemas de sobreactuación, no sé si producto de una gran egolatría”.

    Yo también respeto y valoro mucho a Elisa Carrió. Creo que es una de las grandes luchadoras contra la corrupción y la impunidad y una defensora insobornable de la República con una valentía pocas veces vista. Pero, también comprendo que es humana. Y todos los seres humanos nos equivocamos.

    Por eso digo lo que digo con respeto. Fue una gigantesca sorpresa la postura de Carrió. Un baldazo de agua helada. No lo esperaba nadie porque ella misma fue una de las principales impulsoras del juicio político a Rafecas y lo denunció ante el Consejo de la Magistratura.

    Alguno de los partidarios de Carrió, dicen que el motivo hay que buscarlo en una amenaza de los cristinistas que dice así: “Si no votan a Rafecas, vamos a modificar la ley y vamos a designar a otra persona más fanática y militante que Rafecas”.

    Si este es el motivo, también es un claro error de diagnóstico político. Si el gobierno pone a Rafecas o a alguien peor todavía, deberá rendir cuentas ante la opinión pública y pagar el costo correspondiente en votos en las próximas elecciones parlamentarias del año que viene.

    Por el contrario, si Juntos por el Cambio apoya a Rafecas quedará grabado en la historia como cómplice de semejante despropósito.

    Hace exactamente 9 meses yo le dije a esta hora que Rafecas era un peligro. Y que la Argentina democrática y republicana todavía está a tiempo de evitar que el juez Daniel Eduardo Rafecas sea designado como el nuevo y todopoderoso Procurador General de la Nación.

    Necesita una mayoría calificada de 48 votos sobre 72, en el Senado de la Nación y no puede llegar a ese número si los radicales y los macristas se niegan a votarlo. El peligro de que Rafecas ocupe tan decisivo lugar es que ya demostró su fuerte vinculación con el presidente Alberto Fernández y su falta absoluta de independencia.

    El cargo de jefe de todos los fiscales, siempre fue clave. Pero con la puesta en marcha del nuevo código penal, Rafecas (o quien sea designado) tendrá un poder gigantesco. Es que se instaura el sistema acusatorio que traslada todo el peso de la investigación a los fiscales y no a los jueces como es hasta ahora.

    Los ideólogos del cristinismo de la impunidad, ven ese lugar como el mecanismo ideal para dinamitar los Tribunales de Comodoro Py y vaciar de capacidad a los jueces federales que tanto preocupan a la exitosa abogada que nunca ganó un juicio pero lo perdió varias veces.

    Quieren jueces domesticados que garanticen la impunidad de Cristina, sus hijos y el cártel de los pingüinos Es uno de los caminos elegidos (pero no el único) para dejarlos afuera de las investigaciones.

    Por eso es tan importante y tan peligroso que el juez Daniel Rafecas sea designado en ese lugar. Sería el jefe de la impunidad. Me cuesta creerlo y explico por qué.

    El cargo está vacante desde que la ultra kirchnerista Alejandra Gils Carbó fue eyectada por manejos oscuros en la compra de un edificio, entre otras irregularidades que cometió con la camiseta de Cristina puesta.

    Rafecas no puede ser jefe de todos los fiscales porque carece de la autonomía necesaria. Ese lugar debería ser ocupado por alguien impoluto, un jurista de excelencia, sin ninguna mancha ni vinculación político-partidaria.

    Y Rafecas es dueño de un par de records que lo descalifican. Primero, desestimó en dos ocasiones, en un abrir y cerrar de ojos, la denuncia que el fiscal Alberto Nisman hizo contra la presidenta Cristina y otros, por encubrimiento de los terroristas que volaron el edificio de la AMIA y produjeron 85 muertos.

    Ni siquiera se tomó el trabajo de leer el informe de Nisman e hizo descalificaciones graves sobre la salud mental del fiscal asesinado. La Corte Suprema caracterizó esos ataques como “contrarios a los deberes de reserva, secreto, respeto y prudencia esperables de los jueces”.

    Una vez asesinado el fiscal, la mayoría de sus compañeros, por temor y/o por indignación, participaron de una multitudinaria marcha histórica a la que Rafecas, por supuesto, no concurrió. Los fiscales fruncen el ceño cuando le mencionan a Rafecas y condenan su soberbia y altanería.

    Hace 69 meses, la entonces diputada Carrió dijo textualmente: “da vergüenza por la obsecuencia” la forma en que desestimó la denuncia de Nisman: “Esto sí que es relato y de la peor calaña porque Rafecas alaba a la presidenta Cristina y a su canciller Timerman como paladines de la búsqueda de la verdad”.

    Insisto con la fecha: hace 5 años y 9 meses que dijo esto la cofundadora de Cambiemos y líder de la Coalición Cívica.

    El Consejo de la Magistratura sancionó a Rafecas pero con una multa insignificante equivalente a la mitad de su sueldo por una única vez. Pero ese castigo disciplinario fue ratificado por la Corte Suprema de Justicia ante la apelación de Rafecas.

    Elisa Carrió y Waldo Wolff fueron los principales cuestionadores de Rafecas. El diputado denunció que el juez lo intimidó y amenazó. Alberto Fernández propuso a Rafecas en el primer boletín oficial de este año. En los considerandos, el presidente destaca, sobre todo, lo que Rafecas carece: “independencia”.

    Se conocen hace 20 años y ambos fueron profesores de la materia “Teoría del delito”, en la facultad de derecho de la UBA y ambos fueron discípulos de Esteban Righi al que ninguno defendió ni con una palabra, en su momento, cuando Amado Boudou lo volteó de un plumazo en una conferencia de prensa vergonzosa.

    El presidente Fernández, va a tener que explicar sus acusaciones en TN con Nelson Castro, cuando dijo que Cristina “se va a ir del poder con dos máculas”. Y menciona el tema Ciccone y la denuncia de Nisman, justo dos de las causas en las que intervino Daniel Rafecas.

    Esto es lo más grave que hizo Rafecas. Pero no es lo único. Hay impugnaciones que cuestionan su “idoneidad moral” pese a que Alberto lo calificó como “una eminencia del Derecho”. ¿No será mucho, Alberto? ¿Eminencia del derecho y del revés?

    Con todo respeto le digo a la doctora Carrió y a los integrantes de su partido: por esta suma de razones, es un peligro que Daniel Rafecas sea elegido con tanto poder como jefe de todos los fiscales. Quien quiera oír que oiga. Quien quiera votar que vote. Pero después, que nadie diga que no estaba enterado.

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