El 8 de agosto de 2022, la madre de una menor de 14 años se presentó en la escuela de su hija tras recibir un llamado de la preceptora. Allí, la directora le informó que su hija había sido encontrada en el baño autolesionándose.
La menor contó que había sido víctima de abuso sexual por parte de la expareja de su madre, cuando ella tenía diez años. Detalló que las agresiones habían ocurrido en reiteradas ocasiones en la vivienda donde residían en ese momento, frente al barrio Gauchito Gil.
La madre de la víctima relató que en aquel entonces no sospechó nada, ya que los hechos sucedían cuando ella se ausentaba del hogar para cuidar a su madre enferma.
Como resultado de la denuncia, el juez Eduardo Raúl Sángari, vocal de la Sala II del Tribunal de Juicio, condenó al acusado (31) a la pena de ocho años de prisión efectiva por considerarlo autor penalmente responsable del delito de abuso sexual con acceso carnal agravado por la convivencia preexistente con una menor de 18 años continuado. La sentencia se dictó en el marco de un juicio abreviado.
El juez ordenó que el condenado sea alojado en la Cárcel Penitenciaría local.