Secretos del viaje de Milei a EE.UU., el sueño de que Trump visite Argentina y el misterio del nuevo embajador. Por Luciana Geuna

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    El presidente argentino sueña con ser el primer mandatario en obtener una foto con el magnate estadounidense, con quien tiene en común la obsesión de derrotar a la inflación.

    De todos los cambios estructurales que están sucediendo ahora en Estados Unidos, hay uno que fue instantáneo. El poder ya no reside en Washington DC sino en el soleado reducto de Mar-a-Lago en Palm Beach, Florida, donde lo ejerce Donald Trump desde que este martes los norteamericanos lo eligieron como nuevo Presidente.

    A ese lugar, llegará Javier Milei en menos de una semana para la cumbre de la Conferencia de Acción Política Conservadora (CPAC), que ya tenía previsto su encuentro entre el 14 y el 16 de noviembre, para agradecer a los inversores multimillonarios que aportaron plata a esta asociación de derecha que acompañó y financió la carrera presidencial de Trump.

    Será una foto soñada para Milei, que todavía no logró concretar un llamado telefónico con el Presidente electo, pero que ya se garantizó un reconocimiento mejor: ser el único mandatario extranjero invitado y el orador principal en una gala que cobrará hasta 25 mil dólares el cubierto a sus participantes. Un caso de donación permanente para los invitados.

    Al lado de Trump

    La invitación la recibió de la CPAC y le garantiza un lugar protagónico, al lado de Trump, en su primera aparición pública de importancia. En esa cumbre estarán los principales hombres del poder del nuevo Gobierno.

    Se cocinarán a fuego rápido las decisiones más importantes como quién será el Secretario de Estado, el del Tesoro o el fiscal general en una gestión que, en cabeza de Trump, promete venganza por las causas judiciales en su contra.

    El republicano, de 78 años, con una condena por 34 delitos y tres procesos judiciales abiertos, lejos de verse perjudicado por estas investigaciones, las usó a su favor con el argumento de la persecución política.

    Nada que no sepamos en la Argentina. Ahora, asumirá el 20 de enero con un poder abrumador: el partido Republicano hizo la mejor elección en muchísimos años, ganó la cámara de Senadores, se está discutiendo cómo queda la mayoría en la cámara de Representantes y tiene una Corte Suprema de seis miembros -que ya tiene mayoría conservadora (él designó a tres en su gestión anterior)- y podrá elegir dos más que están por jubilarse. Sus adversarios tienen razón si están preocupados.

    El nuevo embajador

    Mientras tanto, en Buenos Aires, el Presidente, su hermana y el canciller Gerardo Werthein conversan sobre quién será el nuevo embajador argentino en este país. El casting incluye solo candidatos de alto perfil, en lo posible del ámbito privado.

    Empresarios exitosos con experiencia previa en lo público. Todavía no está resuelto. Opina también Mauricio Macri sobre este tema. Lo único concreto es que el plan es elegirlo antes del viaje a Mar-a-Lago. Los trámites en el Senado vendrán después, pero a esta hora intentarán que el nombre esté listo antes del viaje del próximo miércoles. Será una visita corta.

    Ni siquiera está confirmado que se vea con Elon Musk, que fue el jefe de la campaña en redes del republicano y con quién Milei chatea asiduamente. El 18 y 19 de noviembre, el Presidente argentino ya tiene que estar en la cumbre del G-20 donde sucederá otro hito en su gestión: encontrarse cara a cara con Lula Da Silvia con quién sólo acumuló rencores mutuos desde que asumió.

    El vínculo de Milei con la CPAC es tan fluido que este diciembre harán un evento en Buenos Aires al que, en sus expectativas más ambiciosas, los libertarios sueñan con sumar a Trump.

    Fue el republicano el que en febrero sumó al mandatario argentino a esta asociación histórica de extrema derecha norteamericana. A esta hora, parece una opción improbable que viaje la Argentina. En Estados Unidos, la agenda colapsa de intereses más urgentes: el escenario internacional es eléctrico. La guerra en Ucrania, el conflicto en Medio Oriente, la necesidad imperiosa de cambiar la relación de fuerzas con China (el único tema en el que estaban de acuerdo Kamala y Trump sobre su trascendencia y urgencia).

    Un pequeño apartado sobre este punto para dar dimensión: según un asesor económico demócrata, el 92% de los antibióticos que se consumen en EEUU es chino, el 24% de los fertilizantes es rusos y chino, el 78% del material sanitario que se utiliza proviene de ese país. La lista es mucho más larga.

    Trump prometió arancelar fuertemente todas las importaciones de ese país. Lo ratificó apenas ganó. Quiere reemplazarlas por suministros nacionales o por proveedores de otras nacionalidades. Eso supone inflación porque las cosas saldrían más caras. Es uno de los debates del momento y Dick Morris, histórico asesor de campaña del republicano, dijo que podría ser una oportunidad económica para América Latina.

    Sin dudas una de las razones por las que ganó tiene que ver con la inflación acumulada en la era Biden. Desde Argentina, puede sonarnos ridículo pero a pesar de que el índice ya está en poco más del 2 por ciento anual, lo que creció en estos cuatro años dejó a un montón de gente con alquileres más altos y una vida más costosa con una actualización despareja de sus salarios. Está claro que no lo perdonaron a pesar de que la economía en términos estructurales muestra signos de mejora contundente.

    Siguiendo con las prioridades internacionales del nuevo Gobierno, la lista se completa con el vínculo con Europa y la Unión Europea, la OTAN, la alianza histórica con el Reino Unido. Si miramos Latinoamérica, lo primero es México, por la frontera -el principal tema de campaña junto con la inflación- y porque muy pronto vence el tratado de libre comercio entre los dos países y Canadá que rige con distintas modalidades desde hace 40 años.

    Llama la atención mirar una y otra vez los números con los que ganó Trump: un republicano triunfó en Miami. En una campaña donde el conflicto migratorio fue preponderante, los latinos -sobre todo hombres- votaron en masa a favor de él. De 15 ciudades a lo largo de la frontera con México, ganó en 13. Es una dimensión desconocida pensar que en el tramo final de la carrera, un humorista dijo en un acto republicano que Puerto Rico es una isla de basura y aún así, escaló el voto latino. Es un resultado impresionante basado en las diferentes nacionalidades y capas migratorias que llegan a este país. De todos los migrantes con trabajo formal (bares, taxis, técnicos), con radicación legal y más de 15 años en este país con los que hablé, ninguno votó a Kamala. Es una muestra arbitraria y superficial, pero algo aporta para entender.

    Es impresionante ver cuánto de la narrativa de esta elección comparte temas con la Argentina. Un exfuncionario republicano clave del departamento de Estado y su relación con América Latina, decía off the record esta semana que el problema es la clase política, la casta en criollo. Que hay que ajustar los costos de la política, reducir la dieta de los senadores y diputados. La división entre quienes sienten que es el fin de la democracia y los que quisieron demoler todo lo anterior. Parvez tiene 60 años, maneja un Uber y está peleado con su mujer y su hija. Él votó a Trump, ellas a Kamala. Las mujeres, como también se habló en la Argentina en las presidenciales del año pasado, parecían un factor clave: Trump ganó con los latinos, los jóvenes, los afroamericanos y los hombres blancos conservadores. Sus mujeres, a las que apuntaba Julia Roberts cuando les decía que el voto es secreto, y les pedía que defendieran sus derechos civiles, tampoco votaron por Kamala. Ese grupo apoyó al republicano.

    Las prioridades

    En la única entrevista que dio después de la elección, Trump aseguró que ya habló con 80 mandatarios. Se sabe que lo hizo con los de Egipto, Emiratos Árabes, Qatar, Arabia Saudita y por supuesto Netanyahu.

    También Macron, Meloni y Sheinbaum, la nueva mandataria de México con quien los separa una frontera y un abismo que no es solo de pensamiento. La primera política que ejecutará Trump es la que prometió en campaña: “el mayor operativo de deportación de la historia”. ¿Cómo será? Ese engranaje se está diseñando ahora pero su muestra principal será ir por los inmigrantes ilegales. Son millones de personas.

    La llamada

    Es curioso por qué todavía no se concretó la llamada con Milei. Sin dudas no hay un problema entre los dos, pero el orden de las prioridades de Trump probablemente también se transparente en el orden en que acepta los contactos de los mandatarios extranjeros.

    También es cierto que es mucho más relevante el encuentro en Mar-a-Lago que un contacto telefónico. Acá, en DC, hay mucha conversación sobre la inminencia de una comunicación con Vladimir Putin. Los dos se mostraron dispuestos a concretarlo.

    Quién llama a quién es la discusión del momento. De las promesas de campaña, también flota en el aire la que el republicano aseguró sobre la guerra en Ucrania: dijo que la terminará en 24 horas con un par de llamados.

    Euforia

    El resultado de estas elecciones, que prometía un empate técnico y terminó con una victoria contundente, generó euforia en el Gobierno argentino. Festejaban con llamados de madrugada entre DC y Buenos Aires.

    En esta ciudad, son dos horas menos que en la Argentina y a pesar de que no era oficial, a la una de la mañana -3 am hora argentina- ya era un hecho que lo de Trump sería una victoria.

    Desde ese mismo instante, empezó a construirse la opción de viajar. Circulaba con una sonrisa el vicejefe de Gabinete, José Rolandi, en el watch party de la Embajada Argentina (un evento que se hace cada vez que hay elecciones presidenciales para juntarse a mirar los resultados entre todas las delegaciones de nuestro país que viajan a observar los comicios norteamericanos).

    De las mil razones por las que puede decirse que el republicano volverá a la Casa Blanca, hay una que se emparenta mucho con la mística libertaria. Acá nadie habla de las fuerzas del cielo pero casi.

    Un integrante de un consejo de asesores de Biden, decía off the record esta semana, apenas unas horas antes de la votación: “Es muy difícil competir contra esa épica que aglutinó Trump. Después del atentado del 13 de julio en Butler, Pennsylvania, sólo se fue consolidando entre sus seguidores una especie de mesianismo de otro orden, casi religioso”. Un relato que enamora a los libertarios. Un parentesco con las fuerzas del cielo. Un resultado que soñaban pero que no estaba garantizado. TMAP. Todo marcha de acuerdo al plan, diría Santiago Caputo.

    La realidad lo dirá.

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