Brutal venganza por infidelidad en Glew: un pasajero asesinó a un chofer en pleno recorrido

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Sebastián Figueroa habría mantenido una relación clandestina con la pareja del sospechoso, que fue detenido a pocas cuadras de la escena del crimen.

Leonardo Sebastián Figueroa, un colectivero de la línea 506, fue asesinado ayer martes a la noche en la localidad bonaerense de Glew, partido de Almirante Brown. La víctima fue atacada a traición, por la espalda, mientras realizaba su recorrido, por un pasajero que lo apuñaló dos veces en la zona del abdomen.

El agresor, por otra parte, no era un desconocido para la víctima: fue identificado como Calixto de Jesús Ojeda, de 57 años, oriundo de Avellaneda, registrado como fletero en la AFIP. Según testimonios que son parte del caso, su esposa, una mujer de 30 años, habría mantenido un affaire con Figueroa tiempo atrás.

El atacante, cuyo accionar quedó filmado por la cámara de seguridad instalada en el interior del colectivo, fue detenido a las pocas cuadras de la escena de crimen por la Policía Bonaerense, gracias al testimonio de testigos del hecho.

Fuentes policiales indicaron a Infobae que Figueroa, de 43 años, fue asesinado cuando conducía su unidad, el interno 101, sobre la calle Gumercindo Pereyra, entre Renato Presa y Sargento Eufrasio Rojas. Tras el hecho, Figueroa fue trasladado de urgencia al hospital Cecilia Grierson, en la localidad de Guernica, donde los médicos de turno constataron su muerte.

El video que encabeza esta nota muestra que eran las 20.34 cuando Ojeda se acercó al habitáculo del conductor de la unidad, donde se encontraba Figueroa. Vestido con una campera de color rojo, una gorra negra y un barbijo blanco que tapaba su rostro, el asesino pareció hacerle una consulta al chofer. Unos segundos después, y sin mediar palabras, extrajo un cuchillo de entre sus pertenencias, le dio dos puñaladas al colectivero en el costado derecho del torso y descendió corriendo del colectivo.

Ojeda y su pareja, en otra foto de sus redes sociales

Incrédula y sorprendida por el ataque, la víctima cerró la puerta delantera de la unidad y atinó a mirarse las manos ensangrentadas, como si tratara de encontrar alguna explicación.

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