A 34 años del naufragio en Las Lajitas: murieron 20 niños durante un picnic

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Hoy se conmemoran 34 años de uno de los eventos más dolorosos en la memoria de Las Lajitas: el naufragio en la finca Santo Domingo, donde el 23 de septiembre de 1990, 20 almas, incluidos niños y adultos, fueron arrebatadas en un fatídico accidente.

Aquel día, a las 10:30 de la mañana, 21 niños, emocionados por un picnic de primavera, abordaron una lancha de pequeñas dimensiones para dar un paseo por la represa de la propiedad, administrada por Matías Martínez y los hermanos Cano. Sin embargo, a las 10:50, el motor del bote se detuvo, y la lancha comenzó a inclinarse peligrosamente mientras los niños, sin conocer las maniobras adecuadas, se agolpaban en un mismo lado. La embarcación volcó, sumergiendo a sus ocupantes en las frías aguas de la represa.

El impacto de esta tragedia fue devastador. Muchos padres perdieron a sus hijos en un día que, a pesar de ser de primavera, se tornó gris y silencioso. Algunos de ellos quedaron sin nada; otros, con la mitad de sus hijos. Tras 34 años, el dolor persiste en los corazones de las familias, quienes llevan consigo las secuelas de aquel día. Muchos de ellos siguen de pie preguntándose qué pasó, mientras otros encuentran consuelo en los recuerdos de sus hijos, reflejados en las sonrisas de sus nietos.

El operativo de rescate, que involucró a personal de la Policía Lacustre de Salta y Bomberos de la Policía de Metán, logró recuperar 14 cuerpos el mismo día del accidente. Testigos relatan el heroísmo de quienes intentaron salvar a los niños. Felipe Parada, a pesar de no saber nadar, se arrojó al agua para rescatar a su hijo, pero perdió la vida en el intento. La tragedia fue catalogada como “muerte por inmersión múltiple, hecho casual-circunstancial”, y se determinó que la lancha, cuya capacidad era de tres personas, transportaba a 22 en el momento del accidente.

A 34 años de aquella jornada trágica, el eco de las risas infantiles y el silencio que la siguió siguen resonando en la comunidad. Las memorias de aquellos niños que partieron se convirtieron en estrellas que iluminan el camino de sus seres queridos, recordándoles la importancia de rescatar esta historia, no solo como un legado de dolor, sino también como recuerdo de la fragilidad de la vida y la necesidad de que tales tragedias no sean olvidadas.

Expresion del Sur

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