Problemas de salud mental y abuso sexual: la historia de Simone Biles, que volvió a brillar en los Juegos Olímpicos

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Su retirada marcó un antes y después en el deporte, dejando al descubierto la importancia de la salud mental. Ahora, volvió en su máximo esplendor para cautivar al planeta y demostrar que los límites son solo mentales.

La mejor gimnasta de la historia volvió a lo grande en los Juegos Olímpicos de París 2024 y redobló sus apuestas. Se trata de la mismísima y única en el mundo Simone Biles, quien junto a su equipo hizo que Estados Unidos se lleve nuevamente el oro a casa en la disciplina de gimnasia artística por equipos, siendo su octava medalla olímpica.

Su retirada en Tokio 2020 marcó un antes y después tanto para su vida como para el deporte en general, ya que hizo visible una parte que nadie ve: la frustración, el miedo de los atletas y, por sobre todas las cosas, la importancia de la salud mental.

Antes se creía que el sufrimiento era el camino correcto para conseguir el éxito, mientras que el bienestar, tanto mental como físico, poco importaba. Las lesiones, el cansancio y el dolor nunca habían sido una excusa para dejar la competencia. ‘’Si lo hago, me convierto en un/a guerrero/a’’, puede sonar en la cabeza de los atletas.

Durante la pandemia de Covid-19, se llevaron a cabo los Juegos Olímpicos en la capital japonesa, donde los atletas que tuvieron la oportunidad de competir tuvieron que viajar sin su familia ni amigos, que estuvieron obligados a apoyar a la distancia.

Acá fue donde comenzaron los problemas para Simone Biles. Todo el mundo esperaba que ella esté en los primeros lugares como siempre y esa presión muchas veces puede jugar en contra. Los temidos ‘’twisties’’ se hicieron presentes y los pensamientos negativos aparecieron en su cabeza.

Los “twisties” son un fenómeno conocido en el mundo de la gimnasia artística y se refiere a una pérdida repentina y aterradora de la conciencia espacial que los gimnastas experimentan mientras están girando en el aire.

Durante estos episodios, el cerebro deja de comunicarse con el cuerpo, el cuerpo hace cosas que el cerebro no quiere y el atleta se siente fuera de control. La única cura es tomarse un tiempo libre.

Enseguida, Biles se dio cuenta de que algo andaba muy mal: no podía sincronizar su cuerpo con su mente, por lo que decidió retirarse de la competencia. Los expertos aseguran que competir con esos bloqueos mentales, donde el cuerpo está preparado pero la mente se desorienta, puede ser muy peligroso e incluso causar la muerte en una mala caída.

Antes se creía que el sufrimiento era el camino correcto para conseguir el éxito, mientras que el bienestar, tanto mental como físico, poco importaba. Las lesiones, el cansancio y el dolor nunca habían sido una excusa para dejar la competencia. ‘’Si lo hago, me convierto en un/a guerrero/a’’, puede sonar en la cabeza de los atletas.

Durante la pandemia de Covid-19, se llevaron a cabo los Juegos Olímpicos en la capital japonesa, donde los atletas que tuvieron la oportunidad de competir tuvieron que viajar sin su familia ni amigos, que estuvieron obligados a apoyar a la distancia.

Acá fue donde comenzaron los problemas para Simone Biles. Todo el mundo esperaba que ella esté en los primeros lugares como siempre y esa presión muchas veces puede jugar en contra. Los temidos ‘’twisties’’ se hicieron presentes y los pensamientos negativos aparecieron en su cabeza.

Su accionar tuvo una fuerte repercusión en los medios, que fueron muy crueles con ella. Mientras la gimnasta luchaba contra sus demonios, ellos la criticaban por “abandonar” la competencia más grande del mundo. Su éxito la condenaba a ser perfecta y no le permitía equivocarse.

La dura infancia de Simone Biles, la medallista que se consagró campeona en los Juegos Olímpicos de París

Biles tenía solo tres años cuando los servicios sociales de Columbus, Ohio, tuvieron que intervenir para rescatar a cuatro hijos de Shanon Biles, quien estaba inmersa en la droga y el alcoholismo.

El padre de Shanon, Ronald Biles y su segunda mujer, Nellie, se quedaron con las niñas menores: Simone y Adria. Ellos las adoptaron y actualmente es a Nellie a quien considera como su madre.

El escándalo de abuso sexual

En 2018, Simone reveló que había sido víctima de abuso sexual por parte del médico del equipo estadounidense de gimnastas Larry Nassar, condenado a 175 años de cárcel por abusar de al menos 265 gimnastas durante los años que trabajó en el equipo.

Nassar, de 60 años, admitió haber agredido sexualmente a atletas mientras trabajaba para el programa USA Gymnastics y la Universidad Estatal de Michigan, donde tenía una clínica. También se declaró culpable de poseer pornografía infantil.

Larry Nassar admitió haber agredido sexualmente a atletas. 

Más de 330 mujeres y niñas de USA Gymnastics y la Universidad Estatal de Michigan lo acusaron de abuso sexual. Pero además de Simone Biles, otras medallistas de oro, como Aly Raisman y McKayla Maroney testificaron también haber sufrido los abusos de Nassar.

Algunas atletas dijeron que habían denunciado los abusos ante adultos, incluidos entrenadores y médicos, pero que fueron ignoradas. Sin embargo, en todas ellas quedaron consecuencias que jamás se olvidan y Biles sabía que iba a tomar un largo tiempo en sanar.

La vuelta de Simone Biles, la mejor gimnasta del mundo

Luego de su retirada en Tokio, Simone Biles tomó la decisión de volver a confiar en ella misma. Si bien fue un proceso largo y difícil, donde la terapia la salvó y le hizo abrir los ojos, la atleta decidió afrontar su problema para seguir siendo la mejor del mundo. No hay dudas de que ella lleva el deporte en la sangre y es lo que ama.

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