¿Cómo es posible que el gobierno argentino permita que otro país humille al presidente Alberto Fernández? ¿Cómo es posible que todos los ministros y gobernadores se queden callados frente a las agresiones verbales que el jefe de estado sufrió por parte de altas autoridades de Venezuela?
¿Cómo es posible que la vicepresidenta Cristina, la jefa del jefe de Estado, mire para otro lado cuando el primer mandatario de la Argentina es vapuleado por funcionarios extranjeros?
¿Se imaginan que hubiera pasado si el canciller norteamericano o el uruguayo o el chileno hubieran castigado tan duramente a Alberto Fernández como lo hicieron Diosdado Cabello, Jorge Arreaza o Mario Silva?
Hubieran dicho que el imperialismo norteamericano y sus socios de Uruguay o Chile están atropellando la soberanía nacional y ofendiendo al presidente de “todes” los argentinos.
Hubieran dicho que es intolerable que funcionarios de otros países tengan semejante nivel de injerencia en los asuntos de nuestro país y hubieran retirado a nuestro embajador de Washington, Montevideo o Santiago.
Pero como son venezolanos chavistas, tienen carta blanca para faltarle el respeto al presidente Alberto Fernández. ¿No hay un poco de dignidad nacional frente a los escupitajos verbales que lanzaron los chavistas sobre las autoridades argentinas? ¿Alberto le tiene miedo a lo que diga Cristina?
¿Tan baja tiene la autoestima? ¿No siente menospreciado y erosionado su investidura presidencial frente a los sablazos que vienen de otra nación? ¿Se van a quedar mudos frente al maltrato chavista?
Diosdado Cabello es el carnicero más poderoso que hay en Venezuela. Es el principal acusado en el informe de Michelle Bachellet por el terrorismo de estado. Diosdado es el poder detrás del poder. Nicolás Maduro es apenas el títere de Diosdado que no tiene un pelo de zonzo.
Diosdado tiene alquilado Alberto. Ahora se refirió a él como un presidente que llega y defrauda y lo trató de tibio y frío. Eso dijo, después de agradecer las declaraciones de Alicia Castro y Hebe de Bonafini que criticaron al canciller Felipe Solá y al voto del gobierno argentino en Naciones Unidas apoyando el informe de Michelle Bachellet que denuncia la barbarie de la narco dictadura chavista.
Diosdado también le dijo a Alberto que el Fondo Monetario es el principal enemigo de los pueblos de América Latina, justo cuando el ministro Martín Guzman está haciendo malabarismos para llegar a un acuerdo con ese organismo.
Pero digo que Diosdado lo tiene alquilado, porque ya le había hecho una advertencia apenas Alberto ganó en las PASO. En aquel momento, el tirano feroz, entrometido e irrespetuoso, le dijo a Alberto que no se creyera “que lo estaban eligiendo porque es el. Hay algunos que llegan ahí y se olvidan de que solos no podrían jamás”.
Esa amenaza a Alberto fue en línea con las acusaciones de Mario Silva. Dijo que “el señor Fernández engañó a todo el pueblo argentino, engañó a Cristina, a Néstor, a todo el mundo. Se arrodilló ante el cartel de Lima. Todos países arrodillados al imperialismo norteamericano. Yo no puedo culpar a Cristina por esto. Es una decisión que ha tomado un tipo que es ambivalente, ambiguo y que sigue traicionando con una postura casamentera con el Fondo Monetario”.
Silva es uno de los voceros del partido de gobierno y miembro de la Asamblea Nacional. Y dijo todo esto en la televisión estatal donde obviamente, solo se expresa el chavismo cleptocrático y fascista de izquierda.
Pero eso no es todo. El canciller Jorge Arreaza, retwitteó a Alicia Castro respaldando su renuncia como embajadora designada en Rusia y a uno de los más obvios defensores del marxismo más jurásico y fracasado, como Atilio Borón.
¿Qué dijo Borón que tanto le gustó el canciller de Venezuela? Que el voto de Argentina “es un grave retroceso de la política exterior al asociar a nuestro país a la ofensiva de Estados Unidos contra el pueblo venezolano”.
Insisto con mi pregunta. ¿Se imaginan si tres dirigentes y funcionarios de otro país hubieran dicho eso de Alberto y de Felipe Sola? Hubieran puesto el grito en el cielo. Hubieran presentado una protesta formal muy contundente y, repito, hasta hubieran retirado al embajador argentino.
Pero no pasó nada de eso. Se tragaron el sapo ideológico por pánico a Cristina que calla y otorga. Eso demuestra la inquietante debilidad del gobierno de Fernández que recibe fuego amigo todos los días. Horacio Vebitsky cuestiona las medidas económicas y a Sergio Berni.
Roberto Navarro exige que los ministros fracasados, tengan la dignidad de irse. Juan Grabois dice que Alberto se alineó con Trump en esta decisión.
Hebe le pide perdón al pueblo venezolano, a Chávez y a Néstor y dice que le da vergüenza el gobierno que ella votó y Alicia Castro aseguró que es la misma actitud que hubiera tomado Macri. Hasta Luis D’Elía metió a Cuba y a Cristina en el medio.
Carlos Raimundi, que expresó una posición similar a la de todos los críticos de Alberto, sigue en su puesto. Ayer, Santiago Cafiero lo ratificó en el Congreso y dijo que estaban muy conformes con su tarea. De todos modos, la palabra del jefe de gabinete está más devaluada que la del presidente. Y eso es mucho decir.
¿Alguien va a defender a Alberto Fernández? ¿El presidente va a reaccionar frente a esta mojada de oreja de otro país? La gran verdad que todo esto desnuda es que el proyecto de Cristina está hermanado con el régimen de Maduro. Me gusta definirlo como chavismo K. Es nacional populismo, autoritario y cleptocrático.
Venezuela y Argentina son los dos únicos países de la región que aumentaron considerablemente su pobreza. En el mundo, Venezuela, es respaldado, por Cuba, Nicaragua, Turquía, Siria e Irán entre otros países con gobiernos absolutamente antidemocráticos y represores.
¿Cómo es posible que el fanatismo de la ideologistis empuje a estos argentinos a convertirse en cómplices de los crímenes de lesa humanidad, torturas, desapariciones y de la destrucción de la economía que empujó a más de 4 millones de venezolanos al exilio?
Ignorando los acontecimientos históricos, Bonafini dijo que Venezuela les abrió las puertas a los argentinos que tuvieron que escaparse de la dictadura de Videla. Eso fue cierto.
Allí fueron recibidos con los brazos abiertos y por diversos períodos, Tomás Eloy Martínez, Pepe Eliaschev, el ex senador Adolfo Gass, Rodolfo Terragno e Hipólito Solari Yrigoyen, entre otros.
Pero el presidente era Carlos Andrés Pérez, un socialdemócrata que en el año 1992 sufrió un golpe de estado que fracasó por parte de un grupo de militares de ideología carapintada encabezados por el entonces teniente coronel, Hugo Chávez.
El progresismo regresista de América Latina llama golpes militares a los que tienen como víctima a gobiernos de su simpatía. Si el acto subversivo es protagonizado por uniformados de su mismo pensamiento ideológico, le llaman revolución emancipadora. Ese doble discurso tiene vigencia ahora mismo.
Maduro no viola los derechos humanos. Asesina y encarcela a los enemigos del pueblo. Esa es la doble vara hipócrita de sus conveniencias y no de sus convicciones.
No me canso de repetirlo. Hoy está más claro que nunca: Cristina es Maduro. O Maduro es Cristina, como usted prefiera. Por más que se disfrace de cordero patagónico, sigue siendo un lobo feroz. O mejor dicho, una loba feroz.
Quiso instalar el chavismo en Argentina y la mayoría de los ciudadanos, se lo impidió con sus votos. Pero Cristina no se rinde. Quiere volver por todo. Para reformar la Constitución y colonizar definitivamente a la justicia, para expropiar los medios de Comunicación, y para gobernar con puño de hierro. Eso es chavismo kirchnerista.
Por eso le digo que Cristina es Maduro. Cristina se mantiene en silencio. Sabe, porque no come vidrio, que el presunto socialismo ladri progresista, tiene un rechazo muy fuerte en la inmensa mayoría de los argentinos.
Hasta los grupos terroristas de Hezbollah y Hamas, apoyaron a Maduro. Y también la feroz guerrilla colombiana del ELN. Luis D’Elía salió (en su momento) con los tapones de punta a aplaudir a Maduro. Le recuerdo que incluso, le recomendó que fusilara a los opositores.
Que no cometiera el mismo error que cometió Perón, cuando fue derrocado por la Revolución Libertadora. Hay que tener odio en las venas para pedir fusilamientos de los que piensan distinto.
De hecho cuando los K estuvieron en el poder, las relaciones carnales que establecieron con Venezuela fueron muy intensas y por supuesto, sazonadas con negociados sucios y delictivos de todo tipo.
Nunca vamos a olvidar lo que el chavismo y el kirchnerismo hicieron para estafar a ambos pueblos: Prestamos de dinero a tasas del 15 % que nos perjudicaron muchísimo.
Bicicletas con el dólar en el mercado negro. La valija de dólares sucios de Antonini Wilson que llegó para la campaña de Cristina. Los negociados de Julio de Vido con el tema petrolero y los barcos que nadie sabe cuántos fueron ni cuanto nos costaron. Y las coimas que hubo que pagar con la maquinaria agrícola.
¿Se acuerda de la embajada paralela de los negocios y negociados? La encabezó Claudio Uberti, hoy arrepentido, confesó ante la justicia que en una sola operación trucha realizada con bonos de la deuda argentina en 2007, Néstor y Chávez se quedaron con 25 millones de dólares cada uno.
Y que la parte del presidente argentino llegó al país en billetes verdes en aviones especialmente fletados. Jean Paul Sartre dijo que “a todo puede renunciar el hombre, sin dejar de ser hombre. A todo, menos a la libertad”. Y está todo dicho.