Milei arrancó en “modo topadora” y corre contra reloj. Por Adrián Ventura

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    El Presidente apostó por el plan más duro, no da señales de querer negociar aspectos centrales para el peronismo y sabe que debe mostrar resultados en el primer semestre.

    Javier Milei enfrenta dos meses claves para definir la impronta de su gobierno y mostrar que es capaz de conservar su capital político. Se trata de 60 días que pueden llegar a definir la visión que la sociedad tenga de un presidente que ganó con el 55,65% de los votos y que decidió arriesgarse con un primer mega decreto de necesidad y urgencia (DNU).

    El primero de los objetivos de Milei es que el DNU atraviese el Congreso exitosamente. El decreto solo puede ser derogado si ambas cámaras le bajan el pulgar. Si solo uno de los recintos -Diputados o Senadores- vota por su derogación, el DNU subsistirá. Pero más allá de continuar con vigencia, un rechazo legislativo sería un duro golpe para un dirigente que obtuvo un éxito electoral tan fuerte.

    En segundo lugar, están los proyectos de leyes que el libertario va a enviar al Congreso próximamente. Entre ellos hay uno muy conflictivo, como lo es la restitución del Impuesto a las Ganancias para los trabajadores de la cuarta categoría.

    Los gobernadores están decididos en no cargar con esa culpa: si bien reclaman la devolución del dinero que perdieron de la coparticipación a manos del anterior Gobierno Nacional pero no quieren poner la cara ni ser vistos como los culpables de la restitución de un impuesto antipático. Sería muy incómodo desde el punto de vista electoral.

    En rigor, los mandatarios provinciales ofrecen varias alternativas. Por un lado, un proyecto de ley para modificar el Impuesto País. Y principalmente modificar el Impuesto al Cheque. Los gobernadores dicen abiertamente que, si quiere restituir el Impuesto a las Ganancias, que sea Milei quien envíe el proyecto.

    El libertario podría haber cedido en ese punto y negociar con los gobernadores otra alternativa para modificar otro gravamen. Sin embargo, el primer mandatario y el ministro de Economía, Luis “Toto” Caputo, están decididos en que sea la clase media que se benefició con esa exención la que pague el ajuste. Es decir, está tomando una decisión en contra de un sector de su electorado. Lo cierto es que ese proyecto genera aún más rispideces en el Congreso (ambas cámaras) que el propio DNU.

    El otro factor importante en el corto plazo será la inflación. La Argentina está cerrando el año con una inflación mensual superior al 30%. Si bien el dato exacto se va a conocer en enero, los precios de los alimentos mostraron una aceleración brutal, superior al 10% en la segunda semana de diciembre. Y se espera que la devaluación del tipo de cambio y el acomodamiento de los precios sea aún mayor en la tercera y la cuarta semanas. El propio Milei lo había adelantado, al hablar de un 1% diario.

    Ahora bien, ¿cómo van a impactar en los bolsillos estos dos meses de inflación superior al 30%? Se espera que enero y febrero cierren con casi el 80% de inflación y con salarios muy atrasados. En este contexto, Milei necesita llegar a marzo con un capital político parecido al que consiguió en el balotaje.

    Su plan es el siguiente: atravesar el Congreso sin que le deroguen el DNU, que ambas cámaras acepten el proyecto de restitución para la cuarta categoría del impuesto a las Ganancias, y que la inflación no haga mella en el humor social de quienes sufren por el atraso salarial.

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