La jueza Carolina Sanguedolce, vocal de la Sala III del Tribunal de Juicio, les impuso la pena de tres años de prisión condicional y les dictó reglas de conducta. Salieron sonriendo del juzgado.
El 2 de abril pasado, cerca de las 21, las acusadas ingresaron a un local comercial ubicado en avenida San Martín al 1400. Primero entró una y solicitó a la empleada que le vendiera un vodka. La denunciante se dirigió hacia el depósito para verificar si había stock de la marca solicitada y, de repente, advirtió que la supuesta clienta venía por detrás. La sujetó del cabello y de inmediato entró la segunda mujer. Entre ambas la inmovilizaron, atándola de pies y manos.
La empleada alcanzó a escuchar que una tercera mujer ordenaba a los gritos: “Vamos, vamos, déjala”. Seguidamente se retiraron del lugar llevándose la caja registradora con el dinero de la recaudación, otra suma guardada en una caja que tenía dinero de reserva, la caja de la recarga virtual y la comisión semanal recibida por una máquina de peluches ubicada en el local.
La propietaria del negocio aportó a la policía copia de los videos registrados por las cámaras de seguridad. A partir de esto se logró identificar a las tres acusadas, de 24, 28 y 32 años de edad, dos de ellas hermanas.
Durante dos años, las tres condenadas deberán cumplir las siguientes reglas de conducta: fijar domicilio y comunicar cualquier cambio en el término de 24 horas; someterse al control del Patronato de Presos y Liberados de manera trimestral; abstenerse del uso de estupefacientes y del abuso de bebidas alcohólicas; reparar el daño causado a la víctima mediante el pago de 250 mil pesos; no cometer nuevo delito; prohibición de acercamiento a la víctima y damnificada. Todo ello con apercibimiento de revocarse la condicionalidad de la pena en caso de incumplimiento.