La inesperada visita del Gobernador Sáenz a la ciudad de Tartagal se convirtió en otro polémico suceso de intimidación policial al trabajo de los medios de comunicación y las personas que intentaron conversar con él.
La máxima autoridad de la provincia se movilizó rodeado por un fuerte operativo cerrojo, que sitio las calles y los lugares donde él haría presencia, para dificultar, e impedir el trabajo de la mayoría de los medios de comunicación que intentaban realizar su trabajo.
El aparatoso operativo de seguridad desplegado para custodiar a Gustavo Sáenz causo desazón y enojo en la población, al ver la diferencia entre la inseguridad que se vive a diario por la falta de recursos de seguridad para cuidar al resto de la sociedad, mientras el Gobernador, hace derroche de los recursos con una excesiva cantidad de uniformados para blindarse, e impedir también que los ciudadanos puedan acercárseles como si transitara por un territorio narco, en donde su integridad se encontrara en peligro.
Sin dudas hay dos realidades, dos Saltas totalmente diferentes, una en la que vive el Gobernador y sus funcionarios y la otra Salta de los pueblos del interior, donde la inseguridad, la falta de agua potable, el pésimo servicio de salud y la pobreza, son moneda corriente. Es esa otra Salta a la que el Gobernador rodeado de policías y vallas de seguridad se priva de conocer.
