Cuatro días antes del veredicto que lo condenó en un juicio en su contra por distribución de drogas en Mendoza, Daniel “Rengo” Aguilera, llevaba adelante el monitoreo de una carga de casi 5 kilos y medio de cocaína, droga que había salido de Tartagal, tras el despacho de un cómplice, quien ya se habría fugado a Bolivia.
Esa carga, pese a los recaudos tomados por los integrantes de esta organización, fue descubierta gracia al agudo olfato del oficial “Tango”, un can antinarcótico que personal de la Sección Seguridad Vial, del Escuadro Núcleo 45 de Gendarmería Nacional, tenía en el puesto de control en Cabeza de Buey, en la ruta 34.
Al controlar un transporte de carga, “Tango” marcó un paquete y así puso en marcha una investigación que luego, bajo la dirección del Área de Investigación de Casos Complejos de la Unidad Fiscal Salta, derivó en la detención del principal acusado y otras dos cómplices, una de ellas ex mujer de Aguilera.
Con autorización del juez federal de Garantías 2, Miguel Medina, el fiscal Toranzos pudo en marcha una “entrega vigilada”, la segunda realizada bajo el sistema acusatorio, vigente en Salta y Jujuy, desde el 10 de junio del año pasado.
Con intervención de personal de las unidades de Investigaciones de Delitos Complejos y Procedimientos Judiciales, Criminalística y Estudios Forenses y la Sección de Investigaciones Antidrogas, todas dependientes de la Agrupación VII, se remplazó por harina los 5.4 kilos de cocaína que iban ocultos en la encomienda, tras lo cual el paquete siguió viaje a Mendoza bajo una estricta vigilancia.
Detenciones
Tras el arribo de la encomienda a Mendoza, la fiscalía, con intervención del juez federal de Garantías 1 de Salta, Julio Bavio, llevó adelante otros procedimientos, entre ellos la detención de una mujer, quien ayer al mediodía se presentó en la empresa de transporte para retirar la encomienda.
La mujer, según distintas cámaras que filmaron los momentos previos en los alrededores de la empresa, ubicada en la calle Juan Bautista Alberdi al 400, había llegado en un vehículo, en el cual viajaban otros implicados, los que ahora son buscados intensamente.
Tras recibir el paquete, personal de la Unidad de Investigaciones de Delitos Complejos y Procedimientos Judiciales Mendoza, de Gendarmería Nacional, procedió a la detención de la misma, quien manifestó que había retirado la droga a pedido de su ex marido, Daniel Orlando Aguilera, conocido como el “Rengo”, jefe de la barrabrava del “Tomba”, denominación con la que se conoce al club Godoy Cruz, de primera división.
A partir de estos dichos, en la jornada de hoy, a primera hora, se pudo llegar a una segunda integrante de la organización, quien fue detenida en un domicilio del departamento de Godoy Cruz, cuya función era la de recibir la droga y ocultarla hasta que se concrete su comercialización, la cual estaba pactada con un comprador de Brasil.
Asimismo, se realizó el allanamiento de otro domicilio en la misma zona, desde donde se pudo secuestraron teléfonos celulares y otros elementos de pruebas, lo que permitió establecer la participación en el hecho de otras 5 personas, quienes se encuentran prófugas hasta el momento.
En la cárcel
La tarea investigativa, coordinada por el Área de Casos Complejos, culminó con otro procedimiento realizado en el Complejo Penitenciario Federal de Mendoza, donde se llevó a cabo una requisa en la celda 33, ocupada por Aguilera, quien el miércoles pasado fue condenado a 12 años de prisión por el Tribunal Oral en lo Federal 2 de Mendoza.
Aguilera fue hallado culpable de dirigir una organización dedicada a la distribución de drogas en esa provincia, aunque esta no fue la única condena, pues en 2013 y 2017, recibió otras sentencias condenatorias por delitos contra la persona y por violencia de género, hechos por los cuales fue recluido en prisión.
Dicha condición, sin embargo, no le impidió seguir con sus negocios vinculados, esta vez al narcotráfico. Prueba de ello, en su celda, personal del Servicio Penitenciario Federal encontró un teléfono celular y varias anotaciones, mientras que, desde una mesa, en un compartimento que fabricó, tenía oculto otros dispositivos de telefonía celular.
Por lo investigado, Aguilera llevó adelante esta operación mientras era juzgado, casualmente, por dirigir la venta de droga desde la cárcel, donde el barrabrava logró poner en marcha una red de operadores que cumplían al pie de la letra sus instrucciones.
NORTE YA