El “Reporte de Riesgo Global 2021″ que presentó la organización deja mal parada la gestión del gobierno, por sus saldos sanitarios y económicos. El jueves expone Alberto Fernández; lo presentará el presidente del Foro, un ex ministro de Exteriores, Comercio e Industria de Noruega y activista de la cooperación por las vacunas
En una edición que por primera vez se desarrollará de modo íntegramente remoto, Alberto Fernández participará esta semana en el Foro Económico Mundial de Davos, uno de los centros privados más influyentes de la economía, la geopolítica y los negocios mundiales.
La edición de este año. bajo el lema de “El gran reinicio”, girará en torno de los riesgos globales, con especial atención a la evolución de la pandemia. Es que, según Klaus Schwab, fundador del Foro, “la pandemia representa una oportunidad, inusual y reducida, para reflexionar, reimaginar y reiniciar nuestro mundo y forjar un futuro más sano, más equitativo y más próspero.”
El jueves, a las 16:30 de la Argentina, será el turno del “discurso especial” del presidente argentino, presentado por Borge Brende, actual presidente del Foro, ex ministro de Relaciones Exteriores, Comercio e Industria de Noruega y factótum de una iniciativa bautizada “Grupo de Acción Global”. Brende es un profeta de la cooperación, concepto que el presidente suele invocar cuando habla de los temas internacionales y con el que se sentirá muy cómodo, aunque tal vez menos con otro leit-motiv de la edición de este año: confianza.
El Foro se inauguró este domingo con la presentación del “Reporte de Riesgo Global 2021), una prospección de calamidades a partir del cálculo provisional de pérdidas derivadas de la pandemia, cuyo impacto resultó, por caso, en la pérdida de 495 millones de empleos sólo en el segundo trimestre de 2020 y en que sólo 28 de los más de 200 países del mundo vieron crecer su PBI. Una encuesta encargada por el Foro halló que 60% de los consultados de todo el mundo identificó las “enfermedades infecciosas” y una “crisis del modo de ganarse la vida” como las dos mayores amenazas mundiales.
Los costos humanos y económicos de covid-19, dice el Reporte, amenazan con anular años de progreso en reducción de la pobreza y la desigualdad y debilitar la cohesión social y la cooperación globales. Las ramificaciones de la crisis, en términos de malestar social, fragmentación política y tensión geopolítica, prosigue, puede mellar la respuesta a “otros riesgos clave de la próxima década: ciberataques, armas de destrucción masiva y, especialmente, cambio climático”.
De hecho, según el estudio, los “climas extremos” (sequías, inundaciones, etc) son considerados los riesgos de mayor probabilidad de ocurrencia en esta década, junto a la “concentración del poder digital, desigualdad digital y falla de los sistemas de ciberseguridad”, en tanto los “de más alto impacto” seguirían siendo las enfermedades infecciosas.
Horizontes de tiempo
El reporte cataloga los riesgos con distintos horizontes de tiempo. Los más inminentes –a dos años- son crisis de empleo y formas de ganarse la vida, generalizada desilusión juvenil, desigualdad digital, estancamiento económico, daños ambientales, erosión de la cohesión social y ataques terroristas. A 3 y 5 años estarían agazapados burbujas financieras, inestabilidad de precios, shocks de commodities, crisis de deuda y la “geopolitización” de los recursos. Y a 5 a 10 años el reporte señala pérdida de biodiversidad, crisis de los recursos naturales, fracaso de los planes para detener la crisis climática, sumada a colapsos de los estados y las instituciones multilaterales, como jinetes del Apocalipsis.
América Latina no aparece bien posicionada en este “Horror Show” global; según el informe, en la región se implementaron los más astringentes confinamientos y restricciones de movilidad y, aunque el virus llegó más tarde, la “resistencia cultural” en algunos países, un alto nivel de informalidad laboral, protección social limitada y décadas de sub-asignación de recursos a los sistemas sanitarios resultaron en “bajos niveles de cumplimiento, centros de salud sobrepasados y altas tasas de mortalidad”, dice el reporte.
De hecho, un par de ilustraciones evidencian el pobre desempeño de la Argentina frente a la pandemia. El primero de ellos muestra las respuestas de 16 países -en términos del estímulo fiscal- al virus, y el desempeño económico resultante, medido por la variación del PBI. Como se observa en el gráfico de abajo, Argentina aparece como el país cuyo PBI más se contrajo y el quinto de más bajo estímulo fiscal, asociado a la endeble situación de recursos y acceso al financiamiento en que ya se encontraba el país, y que se deterioró aún más a lo largo del año pasado.