El sondeo ratifica lo que muchos ya suponíamos: la plena vigencia de la grieta en el país.
Esta fue una semana especial para el presidente Alberto Fernández, ya que el jueves cumplió un año al frente del gobierno. En mi columna anterior (publicada el martes) realizamos un balance de este primer año y repasamos a través de las distintas etapas el zigzagueante camino recorrido hasta aquí. Destacamos lo singular que resultó este inicio de gestión, debido a la perturbación que provocó la pandemia por Covid-19. Para complementar el análisis, en D’Alessio IROL – Berensztein decidimos elaborar un sondeo de opinión pública específico para la ocasión y evaluamos las percepciones de la ciudadanía respecto a este primer año.
Al consultar sobre la evaluación general del gobierno, la mitad de los argentinos (52%) consideró que la gestión fue “peor de lo que esperaba”. Como es de suponer, en este y en cada uno de los temas, la grieta se hace manifiesta. Entre los votantes del Frente de Todos (FDT) las apreciaciones positivas y negativas están relativamente equilibradas; mientras que entre los votantes de Juntos por el Cambio (JxC) un abultado 83% sostuvo quela gestión fue “peor de lo que esperaba”. Entre los votantes de terceras fuerzas también predomina la desilusión.
Al referirse a la mejor acción del gobierno de Fernández, sobresale en términos relativos el “manejo de la pandemia”, con un escaso 20%. Sin embargo, el 33% de los encuestados respondió que no hay ninguna acción que deba ser destacada (por lo que la opción “ninguna” ocupó el primer lugar). Entre los votantes del FDT el manejo de la pandemia también fue el hecho más elogiado(32%), le siguieron la correcta organización del sistema de salud (18%) y la ayuda social brindada en tiempos de cuarentena (15%). Nuevamente la grieta está muy presente: el 91% de los votantes del FDT mencionó alguna medida positiva del gobierno; en tanto, el 62% de los votantes de JxC respondió que no hay ninguna acción para destacar.
A la inversa, al referirse a la peor acción del gobierno de Fernández, las críticas son más numerosas y diversas, por lo que no hay un elemento que sobresalga considerablemente por encima del resto. El 13% de los encuestados juzgó que “todo” lo realizado fue negativo, seguido por el manejo de la justicia (11%) y el plan económico (10%). La extensión de la cuarentena también fue una medida que se mencionó de manera reiterada como una acción negativa, principalmente entre los votantes de JxC (13%) y los de terceras fuerzas (11%). A su vez, los votantes oficialistas reclamaron falta de firmeza en las decisiones, impunidad ante la corrupción, fallas en la comunicación y la marcha atrás con la estatización de la empresa Vicentín.
Al preguntar respecto a un escenario hipotético, 4 de cada 10 ciudadanos consideraron que sin la pandemia el gobierno de Alberto Fernández hubiese sido mejor de lo que finalmente fue. De manera adicional, también 4 de cada 10 argentinos confían en que el desempeño del gobierno mejorará una vez finalizada la misma. En este punto, la grieta se pone de manifiesto respecto a las expectativas para el próximo año: aunque un cuarto de los votantes de JxC opinó que el gobierno mejorará una vez terminada la pandemia, la mayor parte (69%) se mantiene extremadamente pesimista y considera que la administración de Alberto Fernández empeorará aún más.
En términos generales, el sondeo ratifica lo que muchos ya suponíamos: la plena vigencia de la grieta en la Argentina. Las percepciones respecto a este inicio de gestión atípico y las expectativas para el 2021 están definidas en función de la simpatía política. La gestión del FDT deberá generar mayor confianza y mejorar la gestión en múltiples aspectos si aspira a obtener nuevos apoyos más allá de su núcleo duro. A su vez, los votantes oficialistas son optimistas y esperan un salto de calidad en la política pública y una mejora sustancial en la situación del país una vez finalizada la pandemia (el 50% cree que el gobierno va a mejorar). Deberán satisfacerse dichas expectativas para conservar el apoyo de dichos segmentos.
En este sentido, sumar nuevas promesas e incumplirlas puede resultar contraproducente. El jueves, el presidente aprovechó la ocasión para anunciar, en una conferencia de prensa junto al ministro Ginés González García, la llegada de la vacuna rusa Sputnik V. Alberto Fernández prometió vacunar a 10 millones de personas entre enero y febrero. El objetivo parece, en principio, ser demasiado ambicioso y tal promesa resulta un tanto innecesaria. Toda la Argentina estará esperando que se cumpla lo que el presidente acaba de prometer y en caso de no ser así su palabra se seguirá devaluando. Las promesas incumplidas se acumulan y la administración del FDT podría caer víctima de su propia lógica de “segundo semestrismo”.