Incidencia inexplicable: Europa no entiende qué está pasando con el coronavirus

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La canciller alemana, Angela Merkel, durante una rueda de prensa anunciando restricciones nacionales para frenar al coronavirus

Las lecciones aprendidas durante la primera ola ya no cuadran. A pesar de los testeos masivos y otras estrategias, el virus avanza en todos los frentes.

La vacuna contra el coronavirus de AstraZeneca podría estar en avanzada distribución a fin de marzo.

La primera oleada europea de la pandemia de coronavirus dejó lo que parecían lecciones. Algunos países habían sabido contenerla con muchos menos traumas que otros. Sufrieron menos contagios, tuvieron menos personas hospitalizadas, menos muertos y sus sistemas hospitalarios soportaron mejor la embestida del virus. Se señaló entonces como ejemplos de buen hacer a Grecia, a Portugal, a Alemania, a Dinamarca, a República Checa, a Polonia. Al otro lado, amontonando muertos y con los servicios sanitarios saturados, aparecían España, Italia, Bélgica, en parte Francia y el Reino Unido. La estrategia de hacer tests masivamente era señalada como la que marcaba especialmente las diferencias, aunque Grecia o Portugal no habían destacado especialmente por eso.

Personal médico militar belga en la primera línea contra el virus. Foto: Reuters
Personal médico militar belga en la primera línea contra el virus. Foto: Reuters

Esta segunda oleada está acabando con todas las conclusiones que se sacaron entonces. Cada vez que se pone un factor de un país como explicación de buena o mala respuesta al virus, resulta que con el mismo factor igual o similar otro país da una respuesta opuesta. ¿Por qué unos países, por ahora, están sufriendo una segunda oleada mucho más fuerte? ¿Y por qué parece que casi ningún país se está escapando ahora que todos debían haber aprendido las lecciones de la primera?

¿Qué tienen en común y qué diferencia a países que están resistiendo mejor y a países que están sufriendo más? Las peores situaciones ahora mismo se dan en el sur y en el norte del continente, en el este y en el oeste, en países más o menos fríos, en países con alta y baja densidad de población, ricos y pobres. En Bruselas ya apenas hay diferencias de incidencia entre barrios ricos y pobres, como tampoco las hay en Rotterdam o en Amsterdam.

Y prácticamente todos están haciendo tests de forma masiva. Bélgica, que es uno de los puntos más negros de la pandemia en Europa es también, según la Agencia Europea de Control y Prevención de Enfermedades, el tercer país europeo que más tests hace en proporción a su población, sólo por detrás de Dinamarca y Luxemburgo, que también está entre los que más incidencia están sufriendo.

¿Casa o departamento?

Durante la primera oleada se señaló un aspecto que parecía lógico. Es más fácil contagiarse si uno vive en un bloque de departamentos y comparte ascensor o escalera con decenas de personas que si uno vive en una casa unifamiliar.

Eso daría para pensar que los países europeos con más porcentaje de población viviendo en departamentos tendrían más contagios. ¿Cuáles son esos países? Según datos de Eurostat (Oficina de Estadísticas de la Comisión Europea) de 2018 el país europeo que tiene más porcentaje de población viviendo en pisos es Letonia, que resulta que en la primera oleada fue de los que mejor pasó el golpe del virus.

Le sigue España, lo que serviría para confirmar la relación de pisos con contagios. El problema es que justo detrás de España aparecen tres países que tuvieron muchos menos enfermos y fallecidos: Grecia, Lituania y Alemania. En todos ellos más de la mitad de la población vive en pisos.

Al otro lado, en países que sufrieron mucho más la pandemia en primavera y que ahora están entre los más dañados, como Países Bajos, Bélgica o Reino Unido, ni el 25% vive en pisos.

En Bélgica hay una UCI, aproximadamente, cada 4.000 personas. Foto: Reuters
En Bélgica hay una UCI, aproximadamente, cada 4.000 personas. Foto: Reuters

Viviendas masificadas

Parece lógico pensar que en los países en los que en cada vivienda vive más gente haya habido más contagios. Parece lógico, pero los números también desmontan esa idea. Eurostat, con datos también de 2018, cuenta que de media, en la Unión Europea cada persona tiene 1,6 habitaciones. Eso cuenta todas las dependencias de una vivienda, no sólo los dormitorios. Vayamos a ese número de habitaciones.

El país europeo con más muertos e infectados en la primera oleada, España (1,9 habitaciones por persona) coincide en ese dato con Dinamarca y Finlandia (que resistieron mucho mejor la primera oleada). Alemania, que pasó mucho mejor que España esa primera oleada (teniendo en cuenta datos como número de contagios, ingresos hospitalarios y fallecidos), tiene menos habitaciones por persona (1,8), el mismo número que Francia. ¿Quiénes tienen más habitaciones por persona? Países que sufrieron especialmente el virus, como Bélgica (2,1) y Países Bajos (2,0) y países que lo vieron pasar con muchos menos traumas, como Malta (2,2) y Chipre (2,0).

Otra forma de calcular la sobreocupación de las viviendas es como hace Eurostat, que describe una tasa de sobreocupación por la proporción de personas que viven en una vivienda sobreocupada en función del número de habitaciones disponibles en el hogar, el tamaño del mismo en metros cuadrados, la edad de las personas que viven en esa vivienda y la situación familiar. Así, crea unos porcentajes de sobreocupación que pueden ir desde el 0,0% hasta el 100%.

El líder en sobreocupación de viviendas en Europa, con un 46%, es Rumanía. Le siguen de cerca Letonia, Bulgaria, Croacia, Polonia y Eslovaquia. Todos al este de Europa y todos con muy poca incidencia del virus en la primera oleada y muchos con una incidencia disparada en esta segunda.

España e Italia están en el grupo que tiene las viviendas con menos sobreocupación, en el que se encuentran con datos muy similares con Chipre, Irlanda, Malta y Países Bajos. Países que sufrieron mucho menos que España e Italia el virus de marzo a mayo, como Austria, Portugal, Dinamarca, Luxemburgo, Alemania o Finlandia, tienen viviendas con más ocupación.

Movilidad de las grandes ciudades

Se ha apuntado a la movilidad ciudadana en las grandes ciudades como un factor de multiplicación de los contagios. Por ejemplo por el uso más intensivo del transporte público. Argumento que se puede defender usando a Madrid (la capital europea con más contagios y muertos en la primera oleada) o a París pero que choca con Londres, la ciudad europea más poblada y que pasó la primera oleada mucho mejor que capitales mucho más pequeñas, como Bruselas o Estocolmo. Según datos de Metro de Madrid, sus servicios fueron usados 657 millones de veces en 2018. En el mismo año el Metro de París tuvo 1.580 millones de viajes y el de Londres 1.357 millones.

Sistema sanitario

Un sistema sanitario potente sirve para asumir un gran número de enfermos y así necesitar menos restricciones a la vida diaria. El argumento es que si hay muchos contagios el sistema igualmente resistirá. Eso explicaría la gestión alemana, con el primer sistema hospitalario de Europa en número de camas y de unidades de cuidados intensivos. También por qué Bélgica nunca ha recurrido a un confinamiento domiciliario estricto.

En Bélgica hay una UCI, aproximadamente, cada 4.000 personas. Pero países con sistemas sanitarios mucho menores y que además sufrieron fuertes ajustes presupuestarios en Sanidad en la última década, como Grecia o Portugal, resistieron mucho mejor la primera oleada.

Renta per cápita

La riqueza o la pobreza de un país tampoco parecen explicar que tenga más o menos incidencia del virus. Países entre los más ricos de Europa, como el Reino Unido y Bélgica, por no hablar de Países Bajos y Luxemburgo, están sufriendo más que países más pobres. Algunos de los más pobres, como Grecia, pasaron con nota la primera y resisten la segunda mejor que la mayoría de los países ricos.

Desigualdad en las ciudades

Sí parece haber un factor común, no por países, sino por barrios. A finales de septiembre y principios de octubre, cuando empezó a crecer con fuerza la incidencia del virus por casi toda Europa, los peores números aparecían casi siempre en los barrios más pobres de las grandes ciudades, donde menos porcentaje de población puede teletrabajar y más depende del transporte público. Vallecas en Madrid, Schaerbeek en Bruselas, Saint-Dennis en París, Rochdale en Manchester o Spangen en Rotterdam. El problema es que si eso fue cierto a finales de septiembre en muchos casos ya no lo es y la incidencia en barrios pobres es similar a la de barrios ricos.

Índices equivocados

En los últimos días han ido apareciendo artículos que hablan de que muchos países habrían cometido un error centrándose en controlar la incidencia del virus, el número de contagios a 14 días por cada 100.000 personas. Según esta teoría habría que mirar más al índice R, el número de contagios que provoca cada contagiado. Por debajo de 1 se tendría la situación controlada y cualquier cosa por encima de 1,1 empezaría a ser preocupante. Llegar a 2 provocaría una catástrofe.

El problema de esa teoría es que tenemos un ejemplo de país que se ha centrado en ese índice, Italia, y que en las últimas semanas está viendo un crecimiento de contagios, ingresos hospitalarios y fallecimientos incluso más rápido que la media europea.

Teorías para todos los gustos

La búsqueda de explicaciones produce teorías de todos los colores. Se llegó a decir que en Europa del este se vacuna contra la gripe común con un tipo de vacuna diferente a la de Europa occidental.

Esa vacuna que usarían países como Polonia, Chequia, Rumanía o Eslovaquia, habría generado una suerte de inmunidad al covid-19. Pasó la primera oleada, llegó la segunda y Chequia cuenta más muertos por millón de habitantes que nadie en Europa sin haber cambiado de vacuna contra la gripe.

También se habló de diferencias genéticas de los pueblos que harían a algunos países más vulnerables al virus. El problema de esta teoría es que si se aplicaba a Polonia o Chequia en abril ahora sólo sería acertada si las poblaciones de esos países hubieran cambiado su genética. También se decía que a los pueblos eslavos el virus los afectaba menos, pero ahora lo están padeciendo.

El virus mutó

Una mutación del virus podría ser otra explicación por la cual esta segunda ola pasa por encima de las lecciones aprendidas en la primera oleada.

El coronavirus SARS-CoV-2 causante de la covid-19 tiene cientos de mutaciones, aunque una de las más presentes actualmente en la segunda oleada que vive Europa se dio primero en España, según un estudio de científicos españoles y suizos.

Pero según ese mismo estudio, el cambio genético sufrido por la nueva variante del coronavirus no ha aumentado ni su capacidad de propagación ni su severidad.

“Es muy importante aclarar que no hay evidencia de que la mutación es la causa de la propagación de esta variante y más bien pensamos que tiene que ver con los viajes”, sostuvo la científica Emma Hodcroft de la Universidad suiza de Basilea

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